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—Sí, sí, fui. ¿Cómo podría atreverme a no ir después de que el Joven Maestro Su me pidiera hacer algo?
—Já... Mamá, sé seria, deja de bromear —Su Yu comenzó a acercarse a su madre para tratar de endulzarle la situación.
—Vamos a tener que ordenar toda la casa y desinfectar todo el lugar. Además, consigue toallas nuevas y otras cosas que podría necesitar para el día a día. Luego, recógela en un par de días.
— ¿Ella estuvo de acuerdo, mamá? —Su Yu estaba extasiado.
—Por supuesto. Mian es una chica lista. Entendió muy bien lo que le dije.
—Mamá, siento mucha curiosidad por saber lo que le dijiste —Su Yu miró a su madre con mucho respeto.
—Lo que le dije no te concierne... Ah sí, cuando Mian se mude, tú te tendrás que ir.
Su Yu se quedó sin palabras.
— ¿Por qué? —lucía como un cachorrito abatido.
—Porque no queremos rumores.
— ¿Rumores acerca de qué? —Su Yu estaba confundido por las palabras de su madre.