—Por cada minuto de infelicidad, pierdo 60 segundos de felicidad, ¿por qué haría algo así? ¡La gente vive para sí! Te diré algo, mi personalidad no es nada agradable, y cuando iba a la preparatoria, no le agradaba a casi nadie. Algunos envidiaban mi don porque podía superarlos en exámenes sin estudiar. Otros no me soportaban porque pensaban que era demasiado arrogante. Lo que no sabían era que yo no estaba siendo arrogante, es solo que no entendían mi mundo. A través de los años algunas personas me admiraban y otras me detestaban, pero eso no importaba. No soy el dinero, no puedo agradar a todos. Sean buena o mala, la opinión de la gente no afecta mi vida. Por supuesto, eso se basa en la premisa de que nada me importe demasiado.