En cierto modo, la Iglesia de la Reflexión no era solo el lugar para la transición de poder entre los Papas, sino también un museo.
Los bustos de las figuras influyentes del pasado de la iglesia irradiaban un significado histórico, por no mencionar el Sigilo de las Piedras Mágicas, que podría reproducir los principales eventos históricos en forma de imágenes holográficas.
Si se convirtiera en una atracción turística para las generaciones futuras, definitivamente sería muy rentable.