La desaparición de la enredadera parecía haber despojado al río de su energía espiritual y, con un resonante ruido, el mismo explotó. La energía espiritual desbordante se difundió alrededor del espacio cerrado, causando que temblara de manera incontrolablemente.
Al sentir la perturbación en la energía espiritual, Luo Xuanqing y los demás se quedaron visiblemente aturdidos por un momento. Echaron un vistazo a sus alrededores antes de volver rápidamente a aporrear la calabaza.
¡Peng peng peng peng!
Con los cuatro expertos de santo 7-dan utilizando todo tipo de medios y armas en su contra, ya sean espadas, sables, lanzas y martillos, no pasó mucho tiempo antes de que la calabaza estuviera completamente paralizada en el suelo, aparentemente en su último suspiro.
—La calabaza va a morir si siguen golpeándola. ¿Por qué no descansan un momento antes de continuar? —El alarmado Zhang Xuan corrió apresuradamente hacia delante para persuadirles de que se detuvieran.