Ricardo cumplió su promesa y Johnathan Radcliffe fue liberado de prisión el mismo día. Gracias a la intervención de Amelie, su historial se mantuvo limpio y el escándalo de su arresto fue sepultado, limpiando la reputación del escritor de cualquier mancha innecesaria.
Al día siguiente, Elizabeth le contó a Amelie que su esposo había solicitado el divorcio pero que la división de los bienes se realizaría de manera discreta bajo la cuidadosa guía de sus familias porque ambos tenían un acuerdo matrimonial adecuado que separaba sus negocios y su dinero.
La riqueza conjunta se dividiría equitativamente mediante la devolución unánime de acciones.
Amelie estaba feliz e incluso un poco envidiosa de que la situación de su amiga no fuera tan complicada como la suya y que no tuviera que pasar por el proceso de separar su riqueza.