Los seductores ojos eran dos charcos de hielo, encantadores pero fríos a medida que se acercaban a Lu Zhaoyang. Los hoyuelos que se formaban en su cara eran dulces pero terriblemente amargos, causando miedo en la chica.
Levantó el documento y lo sacudió brevemente ante ella. Luego lo rompió haciendo un dramático giro, pedazo a pedazo, mientras severamente decía: —Que esto se termine o no, depende de mí y solo de mí. Tú nunca tendrás el derecho de terminar esto.
El acuerdo pronto se convirtió en una pila de fragmentos dando vueltas en el aire, mientras los arrojaba lejos.
La escena parecía una nevada, pero quemó los ojos de Lu mientras se tambaleaba desesperanzadamente hacía atrás perdiendo el equilibrio, cayendo sobre la cama detrás de ella.
Esta era una oportunidad para el depredador para tener a su amada, y Huo Yunting se lanzó encima de Lu Zhaoyang.