Justin miró a lo lejos mientras colgaba la llamada.
Había un tinte de soledad en sus ojos.
Para ser sincero, nunca había creído que su madre hubiera dejado de quererle de repente. Cuando era un niño, había sido tan testarudo que se había desmayado bajo la lluvia. Al despertar, había sabido enseguida que sería inútil volver a acercarse a ella.
Más tarde, cuando creció, descubrió de repente un día que un criado de su casa estaba grabando un vídeo suyo. Después, el criado se lo había enviado a alguien.
Al principio, había pensado que el criado debía estar tramando algo, por lo que se había mantenido constantemente en guardia contra él. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, el sirviente no realizaba ninguna acción.