Cherry y Chesty se conocían desde hacía más de medio año. Se llevaban muy bien y ya eran buenos amigos.
Habían planeado reunirse cuando ella volviera a Estados Unidos, así que aceptó en cuanto se lo propuso.
Chester preguntó con entusiasmo: —¿En qué habitación estás?
Cherry estaba a punto de decirle el número de la habitación cuando de repente se le ocurrió algo. En su lugar, dijo: —Esta noche no, mi madre está durmiendo. Mejor hagámoslo mañana.
Chesty se rió de repente.
—Todo el mundo dice que suenas como una niña solo porque utilizas un cambiador de voz y que, en realidad, eres un sucio hombre adulto. ¿Puedes decirme si eres hombre o mujer?
Cherry sonrió y respondió: —Es un secreto.
California estaba en el oeste del país, y la humedad del aire era perfecta. Era fresco en invierno y seco en verano. Con las cortinas de la habitación cerradas, estaba a oscuras, creando el ambiente ideal para echarse a dormir.