Nada más entrar, Justin vio una figura conocida que corría ágilmente hacia el patio interior.
Es que la persona parecía llevar una falda...
La expresión de Justin se ensombreció de repente y dio dos pasos rápidos hacia delante. Agarró a Pete y le dijo con mala cara: —Pete, tú....
Miró a su hijo con una mirada complicada, deseando poder arrancarle las vestiduras.
Todo había terminado.
El estado de su hijo había vuelto a empeorar.
Pete: —¿?
Un hosco Justin recogió a Pete y salió.
Tanya, que esperaba en el coche, se quedó sorprendida cuando de repente le vio salir con «Cherry» en brazos. Cuando se recuperó de su asombro, se apresuró a salir del coche y gritó: —¿Qué haces?
Justin se detuvo y la miró, desconcertado.
Tanya estaba a punto de apresurarse a recuperar al niño.
«¿Cómo se atreve alguien a secuestrar niños así a plena luz del día? ¡Es imperdonable!»