El sótano estaba muy oscuro.
Ruth miró a Nora. Su voz era muy grave, pero había un poco de frialdad en ella. Sonaba arrogante y dominante.
La luz moteada brillaba en su rostro, haciendo que el cuerpo de la mujer parpadeara entre la luz y la oscuridad. Era como una enviada del infierno... ¡No, podría decirse que era un demonio del infierno!
La respiración nerviosa de Ruth se detuvo.
De repente recordó aquella escena en el departamento especial: después de que Nora saliera de la sala de interrogatorios, el guardaespaldas había gritado que confesaría siempre que el demonio no volviera a interrogarle.
Además, los logros de Gato Negro eran famosos en todo el mundo. Los agentes internacionales eran conocidos por tener las bocas más fuertes. No importaba la misión que recibieran, sería estrictamente confidencial. Casi se había convertido en la referencia del mundo de los agentes. Sin embargo, esa persona fue derrotada por Gato Negro.