Davi se quedó perpleja por un momento, no le quitaba los ojos de encima al hombre de pie en la puerta, hasta que cuando finalmente escuchó el tono del teléfono indicando que la llamada había terminado, despertó.
Bajó lentamente el teléfono y sintió calor en las orejas a medida que el hombre se acercaba hacia ella.
En ese momento, las emociones de Davi estaban tomando la delantera. La apariencia de Sei era casi mágica, un truco de "ahora me ves, ahora no me ves", haciendo que su cerebro perdiera temporalmente la capacidad de procesar las cosas. Mientras Sei se acercaba, para Davi, el tiempo pareció correr en cámara lenta, solo podía verlo acercarse más y más, con la mente completamente en blanco.