—Zaki, dime. ¿Qué crees que me está pasando?
—¿Eh? ¿D-de verdad me estás preguntando eso? ¿En serio no tienes ni idea?
—Todas estas cosas... tu sabes que no he experimentado nada de esto antes.
—Oye, entiendo que eres un monstruo que hace poco se convirtió en humano, pero ahh... por qué eres tan... Por esto es que te dije que al menos leyeras libros y vieras películas de romance antes, ¿no? ¿Recuerdas cuando nos topamos con esa librería abandonada hace siete años? Yo escogí unos buenos libros de romance para que leyéramos, pero tú me golpeaste y hasta los botaste, ¿y ahora me preguntas a mí? Genial.
—¿Estás diciendo que esos libros pueden explicar todo esto?
Cuando Zaki escuchó su pregunta, en su rostro se formó una sonrisa traviesa mientras le estiraba la mano.
—Dame tu teléfono —le ordenó, y Sei le dedicó una peligrosa mirada, como si estuviera dándole una advertencia antes de que desistir y entregárselo.