—Hinari, no estás soñando y esto no es un sueño, —dijo Zaki y los ojos de Hinari se llenaron de lágrimas lentamente. Estaba tan feliz que quería llorar. Quería abrazarlo y tenerlo en brazos para siempre, pero antes de que pudiera hacer un movimiento para hacerlo, Zaki la levantó de repente y la puso de nuevo en la cama.
—Estás enferma. El doctor dijo que sufres de fatiga y deshidratación. —explicó mientras tomaba el vaso de la mesa y le ponía agua.
—Toma, debes beber mucha agua. —continuó y Hinari tomó tranquilamente el vaso de agua antes de sonreírle tan dulcemente.