La subasta fue un evento lleno de vida, que se prolongó durante horas, lleno de tensión y emoción. Tesoros y artículos raros desfilaron ante los asistentes, provocando fervorosas guerras de ofertas entre los invitados. A lo largo del evento, el interés de Aditya se vio despertado por algunos artículos selectos, tesoros que captaron su atención y que resultarían útiles para sus futuros esfuerzos en la creación de artefactos.
Terminó gastando casi 189 millones de monedas de oro reales, una suma que equivalía a más de 1 mil millones de monedas de oro regulares. Una cantidad para dejar a cualquiera boquiabierto, que ni siquiera los otros Emperadores presentes se hubieran desprendido fácilmente sin la debida preparación. Pero Aditya había venido a esta subasta desprevenido, por un capricho, motivado por la petición de Julia esa misma mañana.