Janus agotó todas las medidas posibles para curar a Caen, pero fue en vano. La naturaleza insidiosa del Veneno era diferente a todo lo que había encontrado antes. Mostraba un nivel de hostilidad sin precedentes hacia la Energía Divina, exacerbando la situación en lugar de sanar a Caen.
—Así que finalmente regresaste, viejo... —Caen abrió los ojos con debilidad. Aunque su visión era borrosa, jamás confundiría a Janus con nadie más.
Este era el Tío que había conocido desde la infancia. Este era el Tío que jugaba con él cuando era un pequeño niño, siendo su persona favorita.
Caen ni siquiera recordaba cómo terminaron ellos dos con tal hostilidad entre sí. ¿Fueron las palabras de sus amigos? ¿O fueron sus sospechas? No importaba. Lo que importaba era que empezó a odiar a su tío, pensando que él estaba detrás del trono.
En este momento, el trono se volvió insignificante. Caen estaba al borde de la muerte, e incluso él lo sabía.