—Negro... Serpiente... —murmuró estas dos palabras con mucha dificultad. Ya podía sentir cómo el poder se desvanecía, fallándole al hablar normalmente en este momento.
Intentó levantarse de este golpe, pero no pudo. Por alguna razón, ese vapor funcionaba como magia, debilitándola instantáneamente. Todo lo que podía hacer ahora era mover ligeramente los brazos, subirlos y bajarlos. Y sintió que no podría decir otra palabra pronto.
—Entonces no hables, esto es el Vapor de Víbora Negra de Vermont... Es una toxina muy tóxica, de acción muy rápida. Tiene un efecto adormecedor, como una poción paralizante o algo así. Sentirás que tu cuerpo te falla, tu cabeza se queda en silencio y tus párpados se vuelven pesados... —él empezó a hablar sobre los efectos de este vapor solo a partir de las dos pequeñas palabras que dijo Lara. Esto no era extraño, lo más extraño era que ¡tal veneno no pertenecía a aquí!