—Ahem —William carraspeó, y ella creyó que ese método realmente funcionaba en él. En realidad, estaba intentando controlarse para no decir realmente lo que estaba pensando.
—Entonces... ¿Qué te trae a mi humilde oficina, hombre guapo? —ella mantuvo la misma postura, el mismo tono, como una actriz perfecta o algo así.
—Quiero algo de ti...
—Cualquier cosa, querido —su tono se suavizó, y su mente se disparó con la imaginación en ese momento.
—Quiero algo realmente precioso de ti —William no sabía cómo decir esto. No estaba tan cerca de ella para empezar, y sabía lo verdaderamente valiosos que eran esos portales.
El dinero podía comprar cualquier cosa; eso era cierto para las cosas comunes. Pero para cosas verdaderamente especiales como los portales, el dinero no podía comprarlos.
Pero su hesitación hizo que Lara pensara un poco más salvajemente, terminando por reírse de manera lasciva.