—Me duele la mandíbula —se quejó Sam mientras se frotaba la mejilla—. ¡Blake, aléjalo de mi cara! No puedo más. ¡Mi mandíbula está a punto de desprenderse!
—¡Sí, a nosotros también! ¡Eres tan brusco! —Erica y Mina también hicieron pucheros mientras se frotaban las mandíbulas.
—Hermana Lillia, Hermana Tina, Hermana Yui y Hermana Josline están todas agotadas. Apenas pueden moverse, ¿qué hacemos? —preguntó Noa mientras sacudía y movía la mandíbula, tratando de aliviar el dolor.
—¡Mo-Mona todavía puede seguuiiiiiir aaay! —Mona tenía lágrimas formándose en sus ojos. Pensaba que podía aguantar bien, pero después de unas horas, sentía como si su boca estuviera a punto de romperse.