Shen Yi se sentó en su silla de ruedas, su atención se centró en el funeral de su tío. La realidad de que su tío Jin falleció aún no se había hundido en su mente joven, negándose a creer que su tío juguetón nunca volvería a ellos.
El sol brillaba a pesar del viento helado que los rodeaba. Era como si el sol conspirara para mostrarle cómo sería el mundo sin Shen Jinxiu. No debería. Todo debería ser tan gris y brumoso como sus emociones, pensó Shen Yi para sí mismo. Debe estar frío y húmedo con un aire silencioso.
Mientras le decía su último adiós a su tío, las lágrimas retenidas por mucho tiempo comenzaron a fluir. Shen Yi no se avergonzó de derramar lágrimas por él. Amaba a su tío, lo respetaba tanto que prefería pasar más tiempo con él que con su propio padre. Ahora que se había ido, una luz se había extinguido para siempre en su corazón. Se quedó quieto en silencio y esperó a que terminara el funeral.