—Chica, sabes que lo haría si pudiera salir de aquí —respondió. Fue su error volver a este lugar. De vuelta a donde Lu Xinyi y sus amigos estaban, ese era su verdadero hogar. No debería haber huido como la cobarde que fue.
—No me importa. ¿El tío te está obligando a casarte? Si tengo que ir allí para arrastrarte de vuelta del agujero que cavaste, lo haré. ¡Sólo no te cases con un tipo cualquiera que él te presente! —insistió Lu Xinyi.
Lu Xiulan no pudo evitar sentirse conmovido por las palabras de su primo. Nadie la entendía bien excepto Lu Xinyi.
—Veré lo que puedo hacer. Intentaré volver tan pronto como pueda, —le aseguró a Lu Xinyi.
—Será mejor que te asegures de no estar casada cuando vuelvas.
—¿Cómo lo que hiciste cuando volví, sólo para encontrarte casada con el presidente Shen? —preguntó, divertida de que Lu Xinyi no hubiera pensado en la ironía de ello.