Noah no pudo evitar quedarse sin palabras ante la declaración de la Señorita Vacío. Ni siquiera escuchó su última línea, pero la parte en que afirmaba ser una cultivadora con aptitud a la oscuridad causó un lío en su mente.
Las herencias que había incautado desde su llegada a las Tierras Inmortales contenían recursos y técnicas que cualquiera podría aprender. Los cultivadores divinos darían más importancia a sus leyes que a sus elementos. Aprender esas habilidades era solo una cuestión de idoneidad.
Noah era ligeramente diferente en ese campo. Su ambición lo hacía desear todo, y su especie le permitía soportar casi cualquier técnica. Aún no había encontrado algo que no pudiera usar. Su versatilidad provenía de su vasta acumulación en el plano inferior.
Esa acumulación le había permitido brillar donde todos los demás habían fallado. Los requisitos imposibles establecidos por algunas herencias solo eran desafíos difíciles cuando los enfrentaba.