Keira no había conocido el valor del anillo de jade antes. Temiendo que Poppy pudiera tirarlo o venderlo después de descubrirlo, siempre lo había escondido en secreto. Solo cuando lo sacó esta vez se dio cuenta de que el anillo de jade, que la había consolado cuando era niña, parecía tener un valor considerable. Keira, después de todo, había tenido poco contacto con tales objetos, por lo que no conocía muy bien su valor y quería que Lewis lo examinara por ella. Pero justo cuando levantaba el anillo de jade, ¡el sonido penetrante de un monitor de ritmo cardiaco vino desde la sala del hospital!
—¡Lewis! —se levantó bruscamente y se apresuró a entrar en la habitación.
No fue necesario que llamara por ayuda, ya que los doctores y enfermeras ya habían llegado y una vez más estaban intentando revivir a Madeleine. Lewis miraba ansiosamente...