Huo Siqian lo miró con una sonrisa en el rostro.
—¿Cuál es la prisa, presidente Su? Ya estás aquí, así que también podrías disfrutar de tu estadía.
—Preferiría no tener contacto con gente como tú...
—Pero incluso personas como yo no permitirían que la gente vaya y venga como les plazca... ¿Qué tal si peleamos? Escuché que eres un buen luchador —Huo Siqian se arremangó la camisa mientras seguía sonriendo...
Su Yu no pudo evitar reírse fuerte.
—¿Quieres pelear conmigo? ¿Estás seguro?
—Estuviste en las fuerzas especiales, ¿cierto? Escuché acerca de tus impresionantes habilidades para pelear. Siempre quise intentarlo.
Huo Siqian le tenía rencor desde la última vez que Su Yu le había dado una paliza frente a todos. Para guardar las apariencias no le devolvió el golpe en ese momento. Sin embargo, nunca se olvidó de eso, pero ese momento era perfecto para vengarse...