—Gracias —Tang Zhijun tomó el tazón y comenzó a beber con ganas. Después de terminar, se limpió la boca, listo para volver al trabajo, esperando arar todo el campo hoy. Para mañana, podría plantar las semillas y una vez que estuvieran regadas, no quedaría mucho por hacer. Si se retrasaba más, las semillas no llegarían al suelo a tiempo y la lluvia significaría un par de días extra de espera, lo cual era demasiado tarde.
—Hermano Tang, come algo —ofreció una mujer.
Ella sacó un bollo blanco al vapor de la cesta. Se veía bien y redondo, y por supuesto, todo lo hecho con harina blanca sabía bien.
La vida de las personas había mejorado algo, ya no estaban tan privados como antes. Tener harina blanca ya no era tan raro, aunque no muchas personas podían hacer bollos que se vieran así de bien.