El trabajo que Wendy Stewart había estado haciendo en Empresa HG estaba prácticamente terminado.
Hoy era su último día yendo a la oficina a trabajar después de todo este tiempo.
Cuando entró en la oficina, la vista ante ella la sorprendió y conmovió. Sobre su escritorio, había innumerables flores frescas y pequeños regalos.
En el momento en que entró, muchas personas la rodearon por detrás. Al escuchar los pasos, Wendy giró la cabeza y miró, dándose cuenta de que todos estaban llorosos.
Era obvio que todo el departamento estaba bastante reacio a que se fuera.
Ninguno de ellos habló, y Wendy tampoco lo hizo. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se inclinaba ante los adorables diseñadores y expresaba su gratitud.