Después de un par de minutos, Nick se levantó.
Ya habían pasado más de diez minutos.
El latido de Horua no había regresado.
Estaba muerto.
No había más negación posible.
—¿Tenía algún familiar cercano? —preguntó Wyntor desde la esquina.
Nick movió la cabeza lentamente de lado a lado. —No. Sus padres murieron, y él no tenía amigos ni familia…
—Excepto por mí —dijo Nick en voz baja mientras miraba hacia abajo.
Silencio.
—¿Qué quieres hacer con el cuerpo? —preguntó Wyntor.
Cuando Nick escuchó eso, sintió que el vacío en su pecho regresaba, más oscuro que nunca antes.
En este momento, Nick sentía que nunca podría ser feliz de nuevo.
De cierta manera, se sentía como si hubiera sido vaciado, pero al mismo tiempo, también sentía que el mundo entero estaba ejerciendo una presión inmensa sobre él.
Nick sentía que la realidad quería aplastarlo.
¿Su cuerpo?
Esta pregunta le parecía tan surrealista.
¿Nick tenía que decidir qué hacer con el cuerpo de Horua?
Era tan extraño.