León gimió cuando despertó con una gran erección, inmediatamente atrapada por las paredes de su mujer.
—Ugh —apretó los dientes, abriendo los ojos para ver cabello ébano ondulado frente a él.
Miró la espalda de la mujer mientras ella estaba acurrucada en sus brazos. Él estaba detrás de ella y sus brazos rodeaban su cuerpo.
Más importante aún, su cosa aún estaba dentro de ella, siendo succionada por la mujer inconsciente.
Parecía que se habían quedado dormidos así.
Tomó una profunda respiración y giró su cuerpo un poco para quedar ligeramente sobre ella. Ella estaba en un ángulo para que él pudiera ver su rostro pacífico durmiendo. Mientras sus ojos seguían allí, sus caderas empezaron a moverse lentamente.
Fwop... fwop... fwop...
La cara de León se enrojeció, cuerpo tenso, mientras se daba placer. Cuanto más se movía, más perdía la delicadeza en sus embestidas.
Naia despertó y se giró un poco para ver que estaba siendo saqueada.