—Quiero que hagas una cosa, solo puedo confiar en ti, por ahora, Roselia, espero que actúes con discreción —le pedí que se acercara y se sentara a mi lado y luego dije en silencio.
—Quiero que vayas y traigas dos sirvientas en las que más confíes contigo y las mezcles en la cámara del duque y en la cámara de Killian, durante una semana necesitan recoger una muestra de todo lo que ambos consumen. Si me pudieron drogar, a ellos también. Quiero que envíes cada muestra para analizar, no hay espacio para errores, en esto y el trabajo debe hacerse tan discretamente como sea posible, incluso mis sirvientas no deben saber sobre esto —añadí y ella frunció el ceño ya que sabía que confiaba mucho en mis sirvientas.
—¿Pasó algo ayer, cuando estaba de permiso? —aunque estaba preguntando, había certeza en su voz.
—Isabela, salió de la prisión —respondí y su rostro se contorsionó aún más.