Ian estaba tan feliz de haber obtenido finalmente su título de nobleza que lo primero que quiso hacer fue ir a reunirse con su familia. Quería abrazar a Casio, mostrarle el decreto real y pedir disculpas una vez más a Marianne, la señora era como su hermana mayor, alguien que le pellizcaba las orejas y lo guiaba.
Una sonrisa floreció en sus labios mientras continuaba pensando en sus reacciones cuando lo vieran después de mucho tiempo. Anticipaba muchos abrazos y una larga conversación con Casio y compartir una comida con Killian, quien también era como un hijo para él.
No sabía cómo había pasado un mes entero sin ellos. Con esos parientes suyos que no eran menos que halcones esperando que Ohm cometiera un error, para poder encontrar una oportunidad para desheredarlo de su familia. ¡Como si le importara! Si no fuera por la presión de Casio y el castigo de Marianne, ni siquiera habría intentado recuperar el título que nunca había considerado suyo.