—Ella se dio vuelta para poder regresar al armario y conseguir algo de ropa para vestirse pero cuando lo hizo, lo vio mirándola con un ojo ahumado. Sus ojos se llenaron de lujuria y ella pudo ver su propia imagen reflejada en ellos.
—Movió sus manos e intentó cubrirse aún más, pero sus pequeñas manos no fueron de mucha ayuda. Se lamió los labios para hacer su garganta más cómoda para pedirle que se alejara o al menos dejara de mirarla. La otra parte de su vestido todavía estaba en sus manos y él estaba allí parado como una piedra.
—Casio estaba estupefacto —continuó la narración—. Estaba tan malditamente excitado al verla de pie desnuda, y le estaba costando todo su coraje simplemente estar allí y no abalanzarse sobre ella, ¡pero el último hilo de paciencia se rompió por parte de ella cuando se lamió los labios!
—Se acercó a ella, la tomó en sus brazos y comenzó a caminar hacia el baño. Lo hizo tan rápidamente que todo lo que ella pudo hacer fue parpadear y fruncir el ceño.