—¿Qué diablos estás haciendo? —rugió.
Sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa. ¿Cómo se había enterado su padre? Vio a una temblorosa Ivy detrás de su padre, cuyo rostro estaba completamente ensangrentado. Ivy no podía cruzar la mirada con Morava. Parecía encogerse en el fondo.
—P—padre— balbuceó Morava. Su padre nunca la había abofeteado frente a los guardias antes. Miró a todos ellos mientras se estremecían. Nadie se atrevía a moverse. —Esto es una es—esclava
—¡Cállate! —volvió a rugir Biham—. ¿Qué has hecho, idiota sangrienta? Has cometido el mayor error de tu vida.
La vergüenza luchaba con la humillación y el dolor. ¿Cómo podía su padre hablarle así delante de tanta gente, incluso si había cometido un error? Abrió la boca para decir algo, pero su padre parecía estar a punto de abofetearla de nuevo, así que la cerró de golpe.