—Lo siento, madre. Te traje aquí solo para no decirle nada —se disculpó Rosa.
Todo esto debía ser diferente en su cabeza.
Madeline sostuvo la mano de Rosa. —No me arrepiento de venir. He tenido miedo de acercarme al palacio durante mucho tiempo y ahora he visto que los peligros del pasado ya no están presentes. No tengo otra razón para visitar de nuevo, pero ya no tengo que esconderme. Has hecho algo bueno por mí.
Madeline se sintió tranquila ahora que había visto por sí misma que el palacio ya no era el mismo con James muerto y Lilian sin ningún poder. Ya no necesitaba preocuparse de que Rosa fuera vista por ninguno de ellos y tampoco necesitaba retener a Anna de acercarse al palacio.
—Nunca pensé que volvería. Tendrían que arrastrarme de vuelta aquí. Sigue siendo lo mismo —dijo Madeline, inspeccionando las paredes mientras caminaba con Rosa—. Me siento atrapada en mi pasado cuando llegué aquí por primera vez.