—Yo tampoco lo sabía. Quiero decir, no recuerdo la última vez que me puse enfermo. Bueno, tal vez hace mucho tiempo. No recuerdo nada en absoluto —dije—. Es incómodo contarle sobre mis problemas. No sé por qué. No enfrenté estos problemas cuando le hablé acerca de tus problemas.
—¿De verdad? Bueno, no creo que sea tan raro. He oído que muchos adultos tienen esa sensación de incomodidad.
—Me desconcertaron muchas cosas hoy. Para empezar, me quedé dormido en un momento distinto a mi hora habitual de ir a la cama. Nunca antes había sucedido. Luego, me enfermé. Afortunadamente, no fue una fiebre contagiosa, sino una fiebre normal. También descubrí que me resultaba muy incómodo hablar con los médicos cuando se trataba de mi salud. Me entró el pánico sin razón aparente.
—También estaba bajo mucha presión mental. No tenía ninguna duda de que Madre estaba de hecho con el mago oscuro. Pero la noticia me afectó más de lo que pensaba.