Los oficiales asintieron y se adentraron más en la casa, comenzando su búsqueda.
No pasó mucho tiempo antes de que encontraran a Steffan, quien interpretó su papel de manera convincente, apareciendo ligeramente desorientado y distante.
Los oficiales intercambiaron una mirada cómplice con él antes de volver a mirar a Dolly.
El que había estado hablando con Dolly sacó una fotografía de Steffan de su billetera y la mostró delante de Dolly.
—Esta fotografía coincide perfectamente con este hombre. ¿Le importaría explicar por qué está en su casa? —preguntó el oficial.
—No hay nada que explicar —replicó Dolly, fingiendo enfado—. Ya les dije que es mi marido. ¿Verdad, cariño? —dijo, girándose hacia Steffan en busca de afirmación.
Pero sorprendentemente, Steffan parecía más confundido de lo que había estado cuando despertó por primera vez hace dos meses en la casa.