—Eres muy hermosa —Kate le dijo con una sonrisa genuina—. Y el Dr. Rosse... tiene buen gusto, pero también sabe escuchar. La mayoría de los chicos habrían elegido algo llamativo, pero esto... —hizo un gesto hacia el vestido— esto es elegante.
Lauren sonrió en su reflejo y un calor silencioso floreció en su pecho.
El vestido era de hecho perfecto para ella. Lograba un equilibrio entre elegancia y sofisticación, a la vez que se mantenía juvenil y divertido.
Como si Steffan hubiera visto un lado de ella que ni siquiera sabía que quería mostrar.
Un golpe en la puerta las devolvió a la realidad. Steffan había llegado y, por el vistazo que Lauren captó a través de la ventana, él estaba tan apuesto como siempre en un nítido traje negro.
Su corazón hizo un pequeño vuelco al darse cuenta del esfuerzo que él había puesto en hacerla sentir especial esa noche.