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Abigail acababa de terminar de hablar con Cristóbal cuando vio entrar al señor Miller en la habitación, sosteniendo un archivo. Su mirada se dirigió inmediatamente hacia él, llena de expectación al anticipar que él daría una solución.
Dejando a un lado su teléfono, se inclinó hacia delante en su silla, lista para escuchar la propuesta del señor Miller.
—He estado buscando esto —comenzó él, agitando la carpeta en su mano. Su sonrisa astuta insinuaba un plan que podría funcionar a su favor—. Tenemos algo que el señor Anderson no podrá evitar.
La curiosidad en los ojos de Abigail se intensificó, y se inclinó aún más. —¿Qué es? —preguntó ella, ansiosa por escuchar más.