```
Habiendo regresado a la casa sin ser notada, Elsa se encontró parada en las sombras, oculta a la vista. Su corazón palpitaba mientras escuchaba a su hermano, Jasper, regañando a los guardias. Su voz estaba cargada de ira y frustración, haciendo que su rostro se enrojeciera hasta volverse carmesí.
—¿Cómo es posible que ella simplemente desaparezca de la casa? —la voz de Jasper retumbaba—. Os confié su seguridad y os dije explícitamente que la vigilarais hasta que yo llegara aquí. ¿Es eso demasiado pedir?
Los guardias, con las cabezas gachas en señal de deferencia, permanecían en silencio, aumentando aún más la ira de Jasper. Elsa observaba desde su escondite, los recuerdos de su acalorada discusión del día anterior frescos en su mente.
La presencia y la furiosa explosión de Jasper enviaron a Elsa a una ola de preocupación. No esperaba que él llegara tan temprano. Ahora, se encontraba enfrentándose a las consecuencias de su salida secreta.
—Revés...