—¿Qué pasa? —preguntó Cody.
—Cody grabó un video de mí siendo acosado. ¡Ayúdame a recuperarlo y destruirlo! —exclamó desesperadamente.
Ella quería este video como evidencia en el futuro.
Sin embargo, era imposible para Jamie dárselo. Era mejor destruirlo. De lo contrario, sería tan asqueroso como tragar una mosca si ella seguía con ese pervertido Cody.
—Está bien —aceptó Jamie de inmediato—. Y luego se inclinó y desató la cuerda en su mano.
Ellen se relajó por un momento, y Jamie le quitó la camisa manchada de sangre.
—¡Ah! —Ella cubrió su pecho con ambas manos, su rostro lleno de vigilancia.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con preocupación.
—¿Cómo vas a explicarte con este atuendo? —se burló Jamie.
Él le lanzó su camisa, y Ellen, de mala gana, se la puso. Las heridas en su cuerpo y rostro ardían.
Cuando estaba abotonando, sintió que el hombre la había estado observando.
Ella se volteó rápidamente.