Después de convertirse en la bestia devoradora, su poder aumentó muy rápidamente. Sin embargo, después de haberse acostumbrado por completo a su nuevo cuerpo, el alma de Luo Feng no pudo evitar por completo la brutalidad natural, la barbarie y la conducta de la bestia tragadora. Después de haber pasado un buen medio año de soledad, la brutalidad natural estirpe se había filtrado. Esto hizo a Luo Feng mucho más frío y salvaje que antes.
Pero después de escuchar esta noticia, Luo Feng sintió que sangre caliente corría por todo su cuerpo de nuevo.
—¡Ya tengo hijos ahora, ya tengo hijos!
Esa emoción alimentó su alma.
—Pronto, pronto, solo otros ocho meses más. La nutrición de mi cuerpo estará completa. Cuando llegue ese momento, podré regresar y verlos.
A lo lejos, en el fondo del océano Pacífico, Luo Feng, quien se había hecho cargo del cuerpo de la bestia de los cuernos dorados, estaba lleno de emociones.