—Conozco bien mi poder —dijo el cuerpo mosha al caballero de otra raza parado junto a la piscina pentacolor—. No tengo intenciones de tomar el Corazón Espacial por la fuerza, y tampoco quiero morir. Pero, ¿cómo puedo estar seguro de que no me matarás?
Las caras del caballero estaban retorcidas. De pronto, dijo: —Podemos formar un equipo de aventuras. Mientras estemos en el mismo equipo no podremos matarnos mutuamente. De otra forma la escuela de Dioses Ancestrales me perseguiría.
—¿Olvidaste que mi receptor para el Mundo Glorioso está destruido? —dijo el cuerpo mosha—. No.
—¡Demonios! —gritó el caballero a pesar suyo.
Nada funcionaría. ¿Qué podía hacer?
—Caballero, dame un plan que garantice mi supervivencia, y no le diré nada a nadie —dijo el cuerpo mosha—. Incluso puedo montar guardia junto al Corazón espacial hasta que madure.