Llegaron a la bahía con unos minutos de sobra y encontraron que toda el área había sido meticulosamente preparada por el turno anterior, en preparación para su llegada.
Había dos trajes de exoesqueleto colocados sobre las mesas, cada uno con un arreglo diferente de equipamiento mecánico. Uno parecía ser el traje estándar de Mecánico Mecha, como Max había esperado, pero el segundo parecía contener una variedad de herramientas médicas, como jeringas y sierras para huesos.
—Genial, uno de nosotros se convierte en un loco doctor —bromeó Nico, examinando el segundo traje, mientras los investigadores se movían de un lado a otro por la sala.
—Esperen en las sillas a un lado mientras terminamos nuestro análisis de datos para asegurarnos de que son seguros para encenderlos. Hay café si lo necesitan, así como comida —les dijo una joven con una carpeta, señalando un lugar en la esquina del área.