En medio del rayo de luz sagrado, habiendo ya perdido el apoyo del poder externo, las verrugas y la carne del árbol se desintegraron rápidamente. Era como si un montículo de nieve se encontrara con una bola de metal al rojo vivo.
En medio de un indescriptible sonido chisporroteante, la cara de Cynthia se torció en una mueca producto de la agonía anormal que se reflejaba en su rostro.
Se dio la vuelta con gran dificultad, mirando hacia arriba y hacia abajo, mientras su expresión facial se alternaba entre horrorizada y confundida. Finalmente, se dio cuenta de que había un problema con ella.
—Almirante...
Su voz temblaba mientras miraba hacia adelante con miedo y desesperación, pero todo lo que pudo encontrar fue una cara desconocida.