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100% El Gran Nerd / Chapter 3: Capitulo 3: El REY

章 3: Capitulo 3: El REY

La sensación de mi polla siendo succionada era sumamente gratificante, no podía evitar gemir de placer como después me hacía una garganta profunda. No cabía duda de que Leila era una mamadora de primera y sin lugar duda lo disfrutaría más si no fuera Leila quien me está mamando la verga, alguien conocida por ser una perra loca si la provocas o haces algo que no le gusta.

Pero en eso, mis pensamientos se vieron interrumpidos por una oleada de placer y posteriormente la liberación del esperma retenido en mis bolas.

—*slurp* ahh~ Delicioso.— Algo jadeante miro a la voluptuosa mujer bajo mío, su rostro seductor manchado con algo de mi semen mientras sus grandes tetas al aire goteaban esperma.

Veo sus labios regordetes abrirlos cuando hablo, y sin duda fue un acto muy seductor por el semen que salía de ellos antes de que ella sorbiera y lo degustara con su lengua. Cerró sus ojos concentrada en lo que tenía mientras jugaba con sus tetas hasta que los abrió junto a su boca vacía, ella se acercó y dio una lamida a la punta mientras me miraba a los ojos.

No pude evitar dar un tragar, está escena era demasiado para mí pobre corazón virgen.

Aunque sea un superdotado ahí abajo, no quiere decir que ya la había puesto, hasta el momento, solo mamadas de parte de Leila cuando ella tenía ganas, como ahora.

Mi enorme pene que se había puesto algo flácido al correrme, volvió a endurecerse al verla limpiando mi semen de sus tetas, como un gato acicalándose, una gatita muy pervertida diría yo.

Cuando ella terminó de limpiarse observó divertida mi polla y volvió a darle una lamida de nuevo.

—Oh~ ¿ya estás duro de nuevo? Sin duda tienes energía…para ser un crío, Mr. Cock.— Leila se relamió sus regordetes labios mientras jugaba con mi polla.

Entonces ella se inclinó un poco y dejó sus grandes tetas sobre mi polla, intentando cubrirlo con sus tetas pero fallando miserablemente cuando mi polla era demasiado grande, con la punta casi alzándose sobre ella.

Mi pene tembló de placer, gotas de líquido preseminal comenzaba a filtrarse.

—Pero precoz para tener tal herramienta.— Declaró ella antes de darle un beso a mi eje y provocando que me viniera otra vez solo que esta vez intentó contenerlo dentro de su boca.

Está vez, la cantidad fue mucho más grande al ver como sus mejillas se hinchaban como ardilla y el semen saliendo de su nariz, ella intentó mantenerlo dentro de su boca pero no pudo y liberó mi polla junto al volcán blanco.

Pude ver cómo Leila se deleitaba por la lluvia de semen que ella provocó, poco después ella terminó bañada de pies a cabeza de mi semen.

Algo simplemente inaudito para un humano normal, pero como ya saben, mi abuelo y sus brebajes mágicos de los 60, hizo maravillas en mí.

Cuando ella abrió la boca, para burlarse de seguro; la puerta se abrió de golpe.

Fue ahí que ví por segunda vez al Rey de la escuela secundaria Evergreen.

Nataly Orlov

Heredera de una gran fortuna e hija de unos de los grandes magnates del pueblo de Sunshine, alguien egocéntrica y arrogante, en otras palabras una niña rica.

En parte, uno de los motivos por lo que es arrogante es su clara belleza natural, algo reconocido por todo el pueblo, cabello rubio claro con ojos celestes y una figura esbelta pero con curvas adecuadas, ella no era voluptuosa como Leila o su otra reina, pero ella lo compensaba con su enorme y gordo trasero junto a sus regordetes muslos.

Aparte de su cautivadora belleza, ella no es tan agradable con respecto a su personalidad.

—Leila, que te dije con perder el tiempo con este campesino, mírate, estás toda sucia con su…esencia, y apestas.— Aunque su voz era melodiosa, sus palabras eran crueles.

Ella me miró por debajo de sí, como si mirara a un insecto.

Pero su mirada pasó de mí y cayó en mi polla, su mirada empeoró.

—Leila.— El asco en su tono era evidente como también su creciente ira.

—SI!— La susodicha respondió rápido, con claro miedo después de quedar congelada por unos instantes.

Al parecer, ella se había escapado de su rey para "jugar" conmigo, algo que no le gustó al Rey.

—Ve rápido a limpiarte.— Con eso dicho, Leila partió rápidamente al baño de mujeres, sin importarle que alguien la viera semi desnuda con sus tetas al aire y con semen cubriendo parte de su cuerpo.

Al retirarse Leila, el Rey volvió su mirada a mi y mi polla, que por cierto se había puesto flácida al recibir su mirada.

Era simplemente incómodo ser observado de esa manera por ella, pero aun peor cuando mi cuerpo sentía miedo hacia ella.

—Te advierto por última vez campesino, mantén alejado tus sucias manos de mis pertenencias.— Al decir esto ella se marchó sin mirar atrás, en su camino se top con uno de los integrantes del equipo de fútbol y con su sola mirada hizo que el grandullón se orinara en sus pantalones. Sin duda alguien que infunde miedo con su sola mirada.

Dejándome con los pantalones abajo y mi corazón latiendo a mil por hora por su intensa mirada de muerte, suspire cuando ella ya no estaba a la vista y alcance de mis oídos.

Me subí los pantalones sin calzones ya que estaban mojados y encogidos pero eso deja de importar cuando estoy amenazado por Nataly Orlov, el Rey de Evergreen. Y que sea la segunda vez que ella me advierte sobre tocar a sus reinas, me llena de miedo.

Para colmo no es como si nuestros encuentros fueran cometidos por mi, maldición, esa perra de Leila de alguna u otra manera me jode.

Sin darme cuenta comienzo a morderme el pulgar mientras salgo del baño e ignoro al grandullón en la esquina del baño llorando.

Fue ahí que el sonido de las campanas resonaron por todo el pasillo.

—...clases…LAS CLASES!!— Murmuró por un momento atontado cuando rápidamente me percato de que ya termino el receso y ahora toca las clases restantes, corriendo voy hacia mi casillero y lo abro para sacar mis libros y cuadernos para luego correr como un loco hacia mi salón designado.

Cansado me detengo a tomar aire frente a una puerta de madera con el letrero que decía "Décimo grado, Salón 20B".

Tragando saliva abro la puerta.

Lo que recibí fue un balde de agua fría desde arriba.

—¡Oh vamos, es en serio?! El nerd tuvo que entrar antes que la profesora Volkov?!— Escuche como alguien se quejaba de que no era la profesora de ciencias mientras rechinaba los dientes. Los demás alumnos que estaban solo me miraban molesto o divertidos por mi estado actual, vi como alguien tomaba una foto de mi apariencia de gato mojado, el pantalón y camiseta, aunque no se encogieron si que se me dieron un aspecto algo chistoso para ellos.

Quise gritar pero como siempre, el miedo, la inseguridad me invadió. 

Solo pude suspirar con frustración.

—Oh? el nerd quiere llorar?—

—Basta Billy, no te metas con el juguete de Leila.—

—Si, acaso no tienes miedo de lo que la reina loca pueda hacerte?—

Los murmullos reinaban el salón mientras apretaba los puños al oir como recalcaban mi estado como "juguete" de Leila, como su pertenencia o su esclavo.

A veces me pregunto porque de entre mi familia, yo de alguna manera no herede la superfuerza de mis abuelos, padre y tías, incluso mi hermana mayor que tiene una super fuerza algo degradada, tiene más fuerza que yo.

Solo por no tener fuerza, tengo que soportar todo esto. Porque si los tuviera, no estaria pasando por esta mierda.

Tener que aguantar estas burlas, ser usado como juguete, ser amenazado con facilidad por Nataly Orlov. 

Lo detesto, detesto mi debilidad.

—Veo que se están divirtiendo muchachos.— En eso escucho el sonido de tacones altos resuenan por el pasillo y el salón.

La profesora de Ciencias, Evelyn Volkov.

Una hermosa mujer madura de cuerpo voluptuoso y maduro entra al salon, alguien que caería en la categoría de MILF de oficina por su vestimenta de oficinista que acentuaba sus curvas y cuerpo de reloj rollizo, su enorme busto apenas contenido por su saco y su gran trasero que se quiere escapar de su mini falda de oficinista, su largo cabello oscuro amarrado en una cola de caballo y unos lentes con marcos marrones que le dan un toque seductor, mirando fríamente a todo el salon hasta ver como todo el alumnado se quedó en silencio ante su mirada.

Asintiendo satisfecha dirige su mirada hacia mi.

—Señor Birtch, vaya a cambiarse de ropa, y no se preocupe por llegar tarde a la clase, solo no se demore.— Dice mientras me mira con lástima y simpatía.

Yo solo pude asentir y retirarme mientras caminaba rápido a la consejería a pedir ropa extra.

Más tarde, después de obtener por suerte ropa extra gracias a la amable secretaria de la escuela, me dirigí finalmente a mi clase de ciencias con la profesora.

Esta vez al abrir la puerta no me cayó un balde de agua fría, pero la mirada de casi toda la clase era sin duda molestia, burla o desprecio. 

—Buenas tardes profesora Volkov.— Saludo y doy una ligera reverencia a la profesora quien solo sonríe y me devuelve el saludo para luego continuar la clase.

Ignorando lo más que puedo las miradas de muerte, tomo mi asiento cerca del escritorio de la maestra y el pizarrón para luego comenzar a tomar apuntes de la clase, cuando una bolita de papel me golpea la nuca, lo ignoro.

Pero nuevamente otra bolita de papel me golpea la oreja, lo vuelvo a ignorar pero nuevamente me lanzan otra bolita, el ciclo continúa durante toda la clase.

Quería levantarme y gritarle al estupido que me molestaba con esas malditas bolas de papel, pero mi inseguridad y respeto por la profesora Volkov me impidieron hacer eso. Sobre todo mis inseguridades y temores.

Solo soy un nerd, un nerd con una gran polla.

Maldita sea.

—Señor Cunningham, por favor a la sala del director.— La voz molesta de la profesora llegó a oídos de todo el salón.

Yo que estaba centrado en escribir mis apuntes, sentí como alguien pasaba a mi lado y me golpeaba con un codazo mientras me susurraba "Estas muerto Mr. Piss".

Solo pude apretar con fuerza mi lapicero.

—Sigamos la clase.—

Unas horas después

Las clases de ciencias y posteriores habían terminado por lo que inevitablemente la campanada que indicaba la salida sonó por toda la escuela.

Todos los alumnos que estaban en sus clases comenzaron a retirarse con entusiasmo de la escuela, ignorando a los profesores que intentaban detenerlos para indicar las tareas para el hogar, cosa que no funcionó debido a que era primer dia de clases de este año.

En mi caso me quedé un poco más para pedirle indicaciones sobre las tareas al profesor, luego de eso también me retire del salón.

Hasta que alguien me tomó de los hombros y me empujó con fuerza sobre los casilleros.

—Me recuerdas Mr. Piss? Por tu culpa me enviaron al director.— Una voz ronca me sacó de mi aturdimiento.

Quien me había sometido era un joven pelinegro algo fornido y con granos en la cara.

Era uno de los matones menores de la escuela, Billy Cunningham, aunque era alguien de poca monta entre los tantos matones, él tenía algo de fama como un cabeza hueca que no piensa las cosas.

Temblé de miedo.

Porque era más que seguro que me golpearía sin importarle las consecuencias de ser el juguete de una de las reinas.

—Si te soy sincero, no se que hice para cabrearte tanto, apenas llevo 1 año en este maldito pueblo y escuela, recién te conozco este año.— Hablo desesperadamente en busca de que me deje en paz pero como el idiota deserebrado que dicen los rumores, esto solo lo confunde y que posteriormente alimenta su ira.

—Pequeña mierdecilla, me importa un carajo.—

Ahora si que comienzo a apreciar ese maldito título de juguete.

Él levantó el puño para propinarme la paliza de mi vida.

Cuando algo detiene su puño.

—Oye~— Una delicada mano sujeta el brazo de Billy.

—Acaso no sabes que esa "pequeña mierdecilla" es mi juguete.— 

Era Leila, la reina perra- digo, la reina más hermosa que vi.

Oh dios, no sabes cuan agradecido estoy por ser considerado tu juguete.

Con un fuerte apretón de Leila provoca que Billy gimiera de dolor y me soltara, a lo que Leila me hace un gesto con los ojos para que me largara.

Yo solo apenas pude dar un gracias antes de salir corriendo pero cuando llegó a la salida veo a otros chicos fornidos esperando cerca de la salida de la escuela, hablando entre sí cuando uno de ellos me nota.

—Oye pequeña mierdecilla, dónde está Billy?— No me paré a seguir escuchandolo, estaba claro que él y los demás estaban con Cunningham, por lo que salí corriendo a otro lado.

En medio de mi carrera pude escucharlos gritando furiosos por su lider y jurando molerme a golpes si no respondía, a lo que solo puedo hacer lo único inteligente que se me ocurría.

Les mostré el dedo medio.

Esto por supuesto que los enfureció y aumentaron su carrera, por lo que sin mas opciones tome la decicion de perderlos en el bosque que estaba detrás de la escuela ya que si seguía corriendo en círculos por la escuela era seguro que una de dos cosas pasaran: O yo me cansaba o ellos de alguna manera usaran su cerebro y me emboscaron en una vuelta.

Pase por el comedor y posteriormente por el patio, ahí fue que vi la valla que había puesto la escuela, una de las dos vallas que pusieron.

La primera era para marcar la separación del patio entre el bosque de los aullidos.

Y la segunda era para indicar que estabas a un paso de entrar a las profundidades del bosque.

Por supuesto que pasar la primera valla fue sencillo, como también para los matones que me persiguen.

Intente perderlos en el bosque, pero sin adentrarse a este. Cosa que no funcionó.

Maldita sea, esos tipos acaso eran perros de caza o que.

—Woof, Micky, puedo sentir su olor por allá.—

—Bien hecho Pluto.—

OH POR AMOR A DIOS!!! ¡¿QUE MIERDA?!

Solo pude apretar los dientes con frustración y sin más opción, decidí adentrarme en lo profundo del bosque de los aullidos. En mi carrera pude notar como el sol se ponía, ya eran como las 6 de la tarde por lo que era razonable, en eso veo varios carteles de advertencia sobre "Peligro, te estás adentrando al bosque, retrocede" pero los ignore hasta encontrar la segunda y última valla impuesta por la escuela.

Y fue ahí que note un problema.

No había puerta por la que entrar y las vallas eran demasiado grandes y espinosas como para escalar.

Pero en mi desesperación me percate de una falla de la valla, una brecha de seguridad. 

Un paso subterráneo, por lo que parece ser hecho por un gran perro.

—...si, un gran perro de 3 metros parece, que absurdo- mierda.— Por un momento me quedé pensando en la posible causa de ese hoyo cuando en eso escuche a lo lejos los gritos de los matones de Cunningham.

Sin más opciones, me arrastro en el túnel mientras la ropa que me prestaron se ensucia por la tierra y el lodo…lodo?

Apenas salgo al otro lado comienzo a notar como gotas de lluvia comienzan a caer.

—Mierda, mierda, no otra vez.— Horrorizado ante la idea de estar nuevamente empapado vuelvo sobre mis pasos al túnel pero veo a lo lejos a uno de los matones.

—¡Goofy, creo que vi al nerd!—

Con ese incentivo, retrocedo y corro hacia las profundidades del bosque de los aullidos.

Poco después lo que en un comienzo comenzó como goteras suaves y tranquilas sobre el bosque ahora oscuro, se convierte en llovizna a toda regla, empapando mi ropa…otra vez.

Corriendo sobre el bosque lodoso con mi ropa que se me pega a mi cuerpo en partes muy incómodas, busco un lugar donde refugiarse hasta que la llovizna pase pero hasta el momento no encuentro nada.

Sigo en mi búsqueda de algún refugio hasta que piso algo extraño, algo diferente al barro.

Me detengo y vuelvo a golpear el suelo bajo mis zapatos.

El sonido característico de la madera crujiendo.

Confundido bajo la mirada y veo solo barro, hasta que me agacho y comienzo a quitar el barro de encima.

Una trampilla de madera.

Una madera que parece que podría romperse en cualquier momento-

—KYYYYYYYAAAAAAA!!!!!— Solté el grito más varonil que pude reunir mientras caía…por supuesto que no grite como niña.

Caigo desde no se cuantos metros hasta golpear fuertemente el trasero con el duro piso. 

Y cuando abrí la boca, inmediatamente tosi por el polvo que había en el lugar, me tape la boca y saque mi celular que pudo dar algo de luz al tener una linterna integrada.

—¡Wuao!— No pude evitar sorprenderme ante lo que vi.

Un elegante pasillo de madera bajo tierra, aunque muy sucio y con telarañas por todos lados, pero eso no quita lo increíble que es esto.

—Como una de esas historias de aventura y misterio.— Murmure sin darme cuenta.

Di unos pasos y escuche el crujir del piso de madera resonar por todo el pasillo, como un eco. Algo que me asustó e incómodo pero la emoción por saber descubrir lo que ocultaba este búnker subterráneo gano a mis miedos.

 Camino hasta adentrarme y toparme con mi primer obstáculo, una gran puerta de acero reforzado con intrincados símbolos, algo que me dejó confundido e intrigado.

Por lo que por curiosidad toque la puerta, y apenas hice eso la puerta crujió ante la ligera presión y abrirse repentinamente. Cosa que me asombro al ver vapor salir de unos tubos que rodeaban la puerta como los pasillos, cosa que no me habia dado cuenta hasta el momento.

Al empujar un poco más la puerta llegué a una habitación llena de libros polvorientos, herramientas extrañas como aparatos raros, como también un cráneo humano, algo que me dejo algo asustado y confundido.

Pero fue lo que había en lo profundo de la habitación lo que llamó toda mi atención.

Un libro en el centro de todo este lugar polvoriento, con telarañas que lo rodeaban. Pero lo más característico de este libro era el símbolo de lo que parecía ser una luna menguante.

Al acercarme y limpiar el libro, efectivamente confirme que era el símbolo de una luna menguante pegado al libro de color vino con el número 2 inscrito en ella.

Cuando abrí el libro, que por cierto era ancho; vi una nota pegada en la primera página que decía "propiedad de…" pero esta estaba arrancada, lo que impedía saber el nombre. 

A un costado de la página, estaba escrito "Vol. 2", al voltear la pagina habia un registro que decía:

"Junio 18

Parece mentira que hayan pasado 6 años desde que empecé a estudiar los extraños e increíbles sucesos de Sunshine, Oregon.

Desde que llegué a este lugar, nunca ha habido momento en que tantas cosas extrañas y peligrosas no sucedieran! Sunshine es de hecho una rareza geográfica, o anteriormente llamado por los antiguos residentes de este lugar, VargsKar, la tierra del Rey del bosque.

Si, lo se, suena ridículo."


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