アプリをダウンロード
52.66% El diario de un Tirano / Chapter 89: El buen agricultor

章 89: El buen agricultor

El tiempo fluyó como el agua en el río. Los esclavos construían con esmero y rapidez las siguientes dos torres de arqueros, los soldados continuaban su entrenamiento, forzándose a mejorar cada día que pasaba, los infantes en el santuario comenzaban su aprendizaje, los residentes de la vahir trabajaban sus diversas vocaciones con gran inspiración, deseando quedar en los buenos ojos del Barlok para la siguiente convocatoria del santuario y así sus retoños lograran ser escogidos. Los antar partieron unos días antes en busca de los recursos marcados en el mapa, comenzando con los preparativos necesarios para hacer un estudio de tierra y conocer si era un lugar adecuado dar comienzo a la extracción, quedando sorprendidos al conocer la rica veta de hierro.

En el interior de una habitación poco iluminada y bien decorada, una dama corpulenta y de silueta llamativa sonreía de oreja a oreja al observar al cansado joven sentado en uno de los sofás.

--¿Tienes algo que decirme? --Preguntó con una mirada fastidiada, haciendo a un lado el libro que con interés leía.

--Trela D'icaya, usted es... es --Tartamudeó, la emoción no le permitía hablar con claridad-- maravilloso...

--Lo entiendo --Su tono denotaba cansancio, como si hubiera envejecido unos cuantos años en un instante--, ahora aléjate. No tengo la fuerza, ni el interés para conversar contigo.

--Sí, Trela D'icaya. --Se disculpó de inmediato, agachando la cabeza y volviéndose a la entrada de la sala para hacer su labor de protección.

Retomó la lectura, pero al poco de unos minutos lanzó el libro a un lado del sofá, no se sentía tan calmo y concentrado como para continuar, decidiendo poner fin a su amena recopilación de conocimiento. Se recostó, contemplando a la belleza de cabello platinado que con una sonrisa tranquila lo observaba.

--Acércate --Ordenó con ligera calidez. Fira asintió, manteniendo en su rostro esa hermosa expresión alegre--. Eres única, Fira --Extrajo de su inventario un pequeño brazalete rojizo, con una perla en el medio, pero, aunque hermoso, palideció en comparación con la bella expresión que la dama de cabello platinado mostró al ser halagada por su señor--, tan única como mi primera creación y, por ello deseo que seas tú quién lo porte --Estiró su mano, dejando descansar el objeto de apariencia valiosa sobre su palma--. Tómalo, es un brazalete de protección --Sonrió con gentileza, una expresión que su rostro no acostumbraba mostrar--... he comprendido que a veces es bueno hacer obsequios a gente que se aprecia.

--Lo valoraré con mi vida. --Dijo al tomarlo sobre sus manos y acercarlo a su pecho, con extrema felicidad al conocer que su propio señor había sido el artesano de tan bello objeto.

--Todo lo contrario --Dijo con tranquilidad--, es para proteger tu vida. Aunque es el primero, podré hacer más en un futuro, pero si algo te ocurre --Guardó silencio--, no estoy seguro de que pueda encontrar a alguien que te remplace. Eres sumamente importante para mí, así como tu hermano.

No escuchó el resto de la oración, parecía que su sueño se había hecho realidad, por fin su señor había mostrado interés por ella.

--Mi señor, soy suya, hoy y por toda la eternidad. --Dijo con una expresión de adoración.

--Lo sé. --Asintió con calma.

Fira notó que el cansancio de su señor se había incrementado, por lo que rápidamente se dirigió a una de las mesas cercanas, haciendo uso del recipiente grande para servir en una taza de madera el brebaje de hierbas que el herbolario había preparado por la mañana.

--Mi señor. --Dijo al acercarle la taza.

Orion aceptó, bebiendo la ácida bebida que, aunque sutilmente energizaba su interior, no bastaba para resolver su problema. Había hecho muchos experimentos con su cuerpo al interior del laberinto y los continuó fuera del mismo, razón por la que conocía mejor que nadie el tiempo de recuperación que necesitaba para recobrar su estado óptimo y, pese a que las bebidas servían, solo era un remedio pasajero para un obstáculo mucho mayor. Eructó, tosiendo por el desgarro en su garganta, para finalizar con un trago de saliva.

--Sí tan solo existieran aquí esas benditas pócimas. --Se dijo, suspirando.

Su aburrimiento no fue inmediato, pero si fue devastador, no teniendo más remedio que hacer uso de su fiel entretenimiento: la interfaz. Buscó nueva información, algo que no conociera o lo hubiera pasado por alto, pero su fatiga mental le impidió concentrarse por más de dos párrafos de lectura. Suspiró, más fastidiado que cansado, pero fue ese mismo cansancio el que lo llevó a algo a lo que no le había prestado atención durante mucho tiempo.

--Espero no enojarme más.

Activó mentalmente la caja sorpresa y, de forma casi inmediata un enorme cofre ilusorio color dorado apareció ante sus ojos, uno que comenzó a bailar como si quisiera liberar lo que poseía dentro.

"El tesoro del escondrijo del codicioso reptil alado" tenía por nombre la carta, mostrando una pintura de un monstruoso ser protegiendo varias colinas de lo que parecía eran objetos valiosos.

*El premio se ha transferido a una ranura especial de tu inventario*

No dudó al extraerlo, quedando conmocionado al ver el pequeño anillo traslúcido, con una inscripción en su interior que a sus ojos parecía más un garabato que una palabra.

×~×~

Anillo de la eternidad.

Objeto Nivel: desconocido.

-Desconocido.

'Desconocido'

×~×~

Observó durante mucho tiempo el pequeño objeto que no parecía tan especial como la incógnita en la interfaz quería hacerlo ver, curioso por conocer lo que haría si se colocaba y, parecía que su aburrimiento era tal que sus meses de suprimir su impulsividad habían sido olvidados, deslizando el anillo sobre su dedo anular de su mano izquierda. El sentimiento revitalizante fue inmediato, muy similar a la sensación que tenía al consumir esos milagrosos frutos de sus amigos árboles.

--El tiempo de descanso ha terminado. --Sonrió al levantarse, apretando el puño con fuerza y determinación.


next chapter

章 90: Los días del pasado

Era la noche más fría del inyar, la más pesada y tétrica, aun sin la amarga situación que se estaba viviendo. Los bramidos, lamentos o gemidos que se pronunciaba por toda la zona dejaba a los presentes sin aliento, continuamente con miradas nerviosas a los lados para verificar que nada se acercaba.

--Pobres bastardos --Dijo un soldado de mirada dura y tranquila, con un equilibrio en su voz que denotaba la experiencia y sabiduría--, si supieran dónde estamos en verdad --Escupió a un lado de la fogata, cerca del tronco de un compañero--, se alegrarían de escuchar esos ruidos.

--¿Dónde nos encontramos, señor? --Preguntó un muchacho con timidez, mostrando el respeto debido a las canas fieramente ganadas del veterano.

El hombre le miró, al igual que el resto del grupo, aunque, a diferencia del hombre, ellos también le miraron. Se lamió los labios, arrojando el poco líquido de su taza al suelo.

--En las tierras malditas, novato --Respondió, sin un cambio en su tono, solo permitiendo a la profundidad de sus ojos mostrar el verdadero terror que su corazón estaba guardando--, en las puertas del oscuro --Prosiguió--, del infame, del nunca mencionado... Es donde estamos. --Respiró profundo, dejando que el hombre a su lado sirviera más bebida caliente a su taza de madera.

--¿Tierras malditas, señor? --Frunció el ceño-- Nunca había escuchado de ellas, aunque admito que suena como el nombre de un lugar de esas leyendas. --Sonrió con inocencia.

--Ojalá fuera como en las leyendas, novato --Dijo, observando las llamas de la fogata con conflicto--, ojalá lo fuera.

El hombre a su lado asintió, concordando con sus palabras, por el otro lado, el resto de los soldados mostró la confusión, no comprendiendo la profundidad de su frase.

--No soy un novato, señor --Dijo el joven con el orgullo lastimado--, ya he demostrado mi valía en batalla.

--¿Qué quieres decir, Tama? --Preguntó el de la cicatriz debajo de su mentón, lanzando una mirada inquisitiva al veterano--. ¿Sabes algo que nosotros no?

--A esa pregunta le faltó ser más específica. --Respondió, regresándole la mirada.

--Nadie aquí parece entenderte, Tama. Yo tampoco había escuchado hablar estas "tierras malditas". Ten respeto y dinos, porque admito que me siento inquieto desde hace días, no duermo, Tama, siento que hay algo aquí que nos observa, así que habla, revélanos los secretos de estas tierras. --Casi suplico, calmando el impulso de su pierna saltarina.

Tama observó de reojo a su compañero, quién ignoró a todos para servirse un poco más de bebida caliente.

--No hay secretos --Dijo--, solo una historia, tan cierta como ustedes decidan crearla. Y tu novato, puede que hayas peleado antes, pero créeme cuando te digo, que si llegamos a dónde creo que nos dirigimos, no dependerá de nuestra experiencia en combate.

--Ya habla. --Interrumpió uno de los presentes, ansioso por escuchar la historia.

--Como dije anteriormente, está es una historia, que se remonta a hace muchos años, tantos que aseguro que el único presente que había nacido, es ese viejo mago de los Lettman, o tal vez no. Muchos hemos escuchado sobre los amigos de la noche --Todos asintieron-- y, sabemos que son espectros que habitan en el continente Del Fin, pero lo que pocos conocen es que también lo hacen en algunos lugares de estas vastas tierras, llamadas las zonas prohibidas --Respiró profundo, tratando de hacer suya toda la fortaleza en su corazón--... Cuando los bárbaros poseían las tierras en disputa y el reino de Jitbar seguía en alianza con Trucsan, hubo una extraña enfermedad que mató a cientos de personas en los distintos poblados y ciudades importantes de ambos reinos, la razón fue desconocida y hasta el día de hoy continúa siendo una incógnita --Se humedeció los labios antes de proseguir--. Se buscó durante mucho tiempo la forma de erradicar la enfermedad, pero los magos, alquimistas, ilustrados y otros no consiguieron nada, provocando una guerra de separación entre clases, culpando a los plebeyos de ser los iniciadores de la enfermedad por sus malos hábitos de vida y, las muertes hubieran sido inconmensurables si no hubiera sido por un mensaje de una tierra olvidada, anexada a Jitbar después de la guerra de las Tres Eras, para decirlo fácil, del ahora nombrado Tanyer... El mensaje era una petición de ayuda, necesitaban tropas para acabar con una amenaza de bestias que se estaba expandiendo al norte de esas tierras, pero eso no fue lo que hizo cambiar de opinión al rey o a los nobles del conflicto que se estaba propagando, no, fue el anexo de otra petición, sobre una planta violeta que estaba sirviendo para sanar hombres recientemente enfermos. Así es, los de Tanyer no estaban enterados de lo que estaba sucediendo, puedo pensar que estaban tan ocupados rechazando a las bestias que no tuvieron el respiro suficiente para hacerse con las noticias de los reinos.

--¿Qué pasó después? --Calló el silencio con una pregunta apresurada y, aunque fue irrespetuoso, nadie regañó al novato, pues todos deseaban conocer el desenlace.

--El rey envió inmediatamente un mensaje de vuelta, preguntando sobre esa planta y su origen, descubriendo en la respuesta que fue encontrada a inicios del territorio de las tierras malditas y, con esa información la decisión sobre enviar soldados en ayuda fue unánime por parte de los dos reinos, con la tarea especial de confiscar todas las plantas violetas que se encontraran y buscar por más... El ejército nunca llegó Tanyer.

El silencio fue inmediato, nadie esperaba semejante noticia, si se decía que los lamentos y bramidos habían incrementado era poco para describir la pesada atmósfera.

--Tama, me importa una mierda como termina la historia, solo quiero saber una cosa --Su nerviosismo era evidente, tanto que el color de su piel se aclaró a un tono alarmante-- ¿Estas tierras malditas es una zona prohibida?

--Lo es. --Asintió con calma, ya esperaba una situación similar, no obstante, el resto no, salvo el hombre a su lado, quién continúa tan calmo como un estanque nunca influenciado por algo externo.

--¡Maldita sea! --Gritó, haciéndose la diana de muchas miradas de los lejanos grupos de soldados, como de sus compañeros-- ¡¿Cómo maldita sea terminamos en una zona prohibida?! ¡¿Por qué no nos lo dijeron?! ¡¿Acaso los Lettman están locos?!

--Por eso mismo --Dijo por fin el hombre al lado de Tama--, porque nadie vendría si se enteraran, creo que muchos preferirían desertar a conocer a los espectros que rondan por estos rumbos.

--Señor --El novato no mostró mucho su miedo, más por la ignorancia, que por verdadera valentía-- ¿Por qué vendría a un lugar como esté sabiendo lo que guarda?

--Buena pregunta, novato, pero no tengo una respuesta que pueda satisfacer tu curiosidad, solo puedo decir que me siento atraído por lo desconocido.

--Tama, hijo de --Bufó como un animal--... ¡Por los Sagrados! ¿Por qué no nos mencionaste nada?

--No me correspondía.

El hombre se levantó, desenvainando por la locura que ahora invadía gran parte de su razón, sin embargo, un poderoso lamento lo colocó en una postura defensiva, con las piernas moviéndose por voluntad propia. No solo fue él, todo el campamento fue despertado, salvo los campesinos que ahora hacían de soldados, quienes seguramente se orinaron por el miedo extremo.

--Señor --Tartamudeó-- ¿Cómo terminó la historia?

--Ten un poco de paciencia y, tal vez lo observes con tus propios ojos. --Dijo, volteando a mirar a la eterna oscuridad del horizonte.

∆∆∆

--¡Basta, maldición! --Incrementó el poder de su hechizo, provocando que los gemidos fueran más intensos.

--Anciano de porquería --La baba se escurrió por sus comisuras y barbilla, mostrando la locura en su mirada--, te mataré, destrozaré tu cuerpo... ¡AAAHHHGG!

Hizo por romper las cadenas que sujetaban sus cuatro extremidades, logrando solo lastimar sus muñecas y tobillos.

--Voy a matarlos ¡Todos están muertos! ¡¡Muertos!!

Con un estallido de su poder convocó que su habilidad congénita liberara todo su potencial, al tiempo que caía al suelo desmayado.

Cosut suspiró con cansancio, cayendo abatido de rodillas. El dolor en su corazón aumentó cuando escuchó los lamentos y gemidos afuera de la tienda, entendiendo que el esfuerzo de Dur por lastimar a los demás había sido conseguido.

--Ten piedad de los desafortunados. --Lanzó una plegaria al aire al tiempo que acariciaba el brazalete de su brazo izquierdo.


Load failed, please RETRY

バッチアンロック

目次

表示オプション

バックグラウンド

フォント

大きさ

章のコメント

レビューを書く 読み取りステータス: C89
投稿に失敗します。もう一度やり直してください
  • テキストの品質
  • アップデートの安定性
  • ストーリー展開
  • キャラクターデザイン
  • 世界の背景

合計スコア 0.0

レビューが正常に投稿されました! レビューをもっと読む
パワーストーンで投票する
Rank 200+ パワーランキング
Stone 0 推薦チケット
不適切なコンテンツを報告する
error ヒント

不正使用を報告

段落のコメント

ログイン

tip 段落コメント

段落コメント機能がWebに登場!任意の段落の上にマウスを移動し、アイコンをクリックしてコメントを追加します。

また、[設定]でいつでもオフ/オンにすることができます。

手に入れました