Si el ataque no hubiera sucedido, entonces Caña habría sido un gran padre para su hijo de diez años con su compañera destinada, que más que merecía el título de Luna de esta manada.
Habría sido Leane quien fuera a la ciudad capital y tuviera la ceremonia. Habría sido su nombre el que estaría grabado junto al nombre de Caña, como la Luna de la Manada del Lobo Aullante.
Su padre había destruido sus vidas y era Iris quien tomaría la posición de Leane.
Iris lloró mucho mientras seguía pidiendo perdón por algo que no hizo, algo que no pudo evitar y algo de lo que no formaba parte.
Mientras tanto, Caña esperó hasta que se calmó lo suficiente antes de decirle que necesitaban irse porque ya era casi medianoche.
Regresaron a la casa de la manada en el caballo, el guardia les preparó uno, así podrían estar detrás de la fortaleza más rápido.