—¿Dónde está Alessia? —La expresión del Alfa Denzel era tan tormentosa como la pérdida de sus seres queridos revoloteando por su mente.
No podía perder también a Alessia, ya que planeaba protegerla con su vida. Dondequiera que estuviera, iba a encontrarla.
—Alfa, ha estado pasando todo su tiempo en la comunidad de los Omegas —informó uno de los guerreros. El Alfa Denzel suspiró aliviado antes de ser nuevamente invadido por el miedo.
—Entonces, ¿por qué no puedo establecer un vínculo mental con ella? —preguntó el Alfa Denzel. Los guerreros no tenían idea. El Alfa Denzel no perdió tiempo con ellos. Al salir de su casa de la manada, se subió a su coche y condujo hacia la comunidad de los Omegas.
La velocidad provocaba miradas y pánico entre aquellos a los que adelantaba. —Alessia —gritó. Uno de los ingenieros se apresuró e informó.
—Se fue hace una hora. Dijo que olvidó traer su teléfono y podría perderse llamadas importantes.