—Howard resopló —sosteniéndose en el pie de la cama mientras se ponía de pie— y luego agitó su mano con desdén—. Voy a mi habitación. No me llames hasta mañana.
Después de decir esto, salió de la habitación con pasos inestables y regresó a la suya.
Observando cómo la figura de Howard desaparecía detrás de la puerta, Nula lentamente desvió la mirada.
Cerró la puerta y se sentó frente a un espejo.
Su reflejo volvió al vidrio, y Nula contempló la cara desconocida en el espejo.
Sacó una botella que contenía una poción verdosa, inclinó la cabeza hacia atrás para bebérsela, y luego esperó en silencio a que la poción hiciera efecto.
Momentos después, los músculos de su rostro comenzaron a moverse, como si se estuviera reproduciendo un video de la aplicación inicial del disfraz en reversa.
Cada músculo se retorcía volviendo a su posición original.
En solo unas cuantas respiraciones, el rostro de Nula volvió a la normalidad.