Por la noche, Howard organizó un banquete para el conde Terni.
Ambos celebraron juntos, levantando sus copas en un ambiente alegre.
Mientras tanto, los países vecinos de Pomerania y Bohemia estaban en guerra.
Pomerania, una nación costera, no estaba interesada en el comercio legítimo.
El país tenía una notoria costumbre de saquear las flotas de otras naciones, lo que incomodaba a sus vecinos.
Otros se dedicaban al comercio honesto, transportando bienes y obteniendo ganancias, mientras que Pomerania se concentraba solamente en beneficios inmediatos a través de la piratería.
Esta miopía era evidente.
Constantemente asaltando otras flotas, los comerciantes no se atrevían a aventurarse cerca de las aguas de Pomerania.
¿Quién llevaría voluntariamente su riqueza y bienes a la guarida de piratas? Era una lógica simple que llevaba a un claro resultado: Pomerania, a pesar de ser una nación costera, obtenía poco del comercio marítimo.