Flandre apareció con el ánimo decaído, sus ojos aparentemente marcados por el rastro de las lágrimas.
El intercambio inicial entre los dos estuvo lleno de corteses banalidades, aunque Howard no se atrevió a preguntar por el reciente bienestar de Flandre.
Pronto, Flandre reveló su propósito para la visita: había venido en nombre de Kaido.
Howard sintió un conflicto interior mientras Flandre tomaba su mano y explicaba —Viviendo con Kaido, no estoy exactamente oprimida, pero sí deseo una relación armoniosa con él. Está molesto contigo por no concederle un título y ha sido desagradable conmigo. Por favor, escúchame y otórgale un título adicional a Kaido.
Howard había anticipado esta conversación y había preparado estrategias en consecuencia.
Sin embargo, al ver la angustia de Flandre, comenzó a arrepentirse de sus decisiones anteriores.