アプリをダウンロード
23.82% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 61: Asalto en la noche (II)

章 61: Asalto en la noche (II)

Avanzamos en la oscuridad de la noche. Las gemelas y yo. El resto descansan. Pretendemos pasar sin ser vistos. Si quedan algunos de la banda, preferimos ignorarlos. Conocemos el terreno de observarlo de lejos. Pero no es lo mismo que caminar por él. Y sin apenas luz.

Al cabo de un rato, con Detectar qi noto una presencia. Se lo señalo. No tenemos más remedio que pasar cerca. Aquí se estrecha el paso.

–¿Tardarán mucho? Esto es muy aburrido. Tendríamos que haber conservado alguna de esas zorras para entretenernos– oímos una voz.

–No creo que ni a Liu ni a las otras les hubiera hecho gracia– responde otro.

–Ni que la llames por su nombre.

–Ja, ja.

Estamos a apenas unos metros. Pero no creo que nos oigan. Charlan en voz baja. Pero no parece muy preocupados. De repente, noto un fluctuación de qi. Las gemelas me miran. También lo han notado.

–¿Ya habéis vuelto? ¿Sois vosotros, verdad? No nos vais a asustar esta vez– ríe la primera voz.

Guardamos silencio. Dudando que hacer. Debía de ser algún tipo de escudo o formación para detectar intrusos.

–Una broma repetida deja de tener gracia. Vamos, salid ya– dice el otro, acercándose.

Están en la etapa siete. Solo detecto dos presencias. Supongo que se han quedado para vigilar la zona. Nos miramos. Avisamos a las otras de que estén preparadas. Por si acaso. Aunque ya estaban alerta. Cuando se acerca a un metro, Yi lo apuñala. Yo lo agarro y tiro de él. Empujándolo hacia nosotros. Yi le tapa la boca y lo remata.

–¿Yong? Vamos. No tiene gracia. Ya basta de tonterías. No los ayudes con la broma.

Está asustado. No se acerca. Las gemelas rodean una por cada lado. No podemos arriesgarnos. No sabemos si hay más. Cuando están en posición, salto hacia él.

–¿¡Eh!? ¿¡Quién eres…!?

En ese momento, las dos se abalanzan hacia él. No tiene opción de defenderse. No sé cuál de las dos lo ha matado. Recojo los cuerpos.

Echamos un vistazo al alrededor. Hay cadáveres de otros estudiantes. Amontonados en una esquina. Unos veinte. Algunas camas, cacerolas, algunos platos… Lo recogemos todo y lo guardo. Que parezca que se han ido. Cuanto menos se sepa, mejor.

Al cabo de unos minutos, seguimos avanzando con sumo cuidado. No sabemos si hay más grupos. Aunque no creo. Competirían entre sí. Por suerte, si los había, no los encontramos. Cuando empieza a amanecer, ya hemos atravesado la zona más estrecha.

Nos adentramos en el bosque. No vamos directos al campamento base. Aún tenemos cosas que hacer. Y mejor alejarnos de allí.

—————

Estoy follando a Liang. Apoyada las manos contra un árbol. De espalda a mí. Sus tetas son pequeñas. Rebotan, pero sin mucho recorrido. Ni comparación con Song hace un rato. Que está sentada un poco más allá, recuperándose. Estas son más delicadas. Eróticas de otra forma.

–¡Aaah! ¡Kong! ¡Ah! ¡¡HHHAaaahh!! ¡¡Aaah!! ¡Aah!

No me canso de follar a ninguna de ellas. No entiendo a los estudiantes. Que abusan de una esclava y luego se olvidan de ella. Diciendo que se han cansado. No me canso de penetrarlas. De contemplar sus culos vibrando. Del tacto de su piel. De sus gemidos. De como se estremece cuando pincho sus pezones.

–¡Aaah! ¡Kong! ¡Ah! ¡No seas malo! ¡Ah!– se queja Liang, jadeando. Ya lleva dos orgasmos.

Como respuesta acelero. Me inclino sobre ella. Le lamo la oreja. Acaricio su estómago. Y su clítoris. Empujando una y otra vez.

–¡¡Aaaahh!! ¡¡Kooooong!! ¡¡¡¡HHHHHHHAAAAAaaaaaahhhhhh!!!!

Eyaculo en ella. Llenándola. Llevándola al orgasmo al mismo tiempo. Abrazándola hasta que recupera el aliento. Se suelta, se gira y me da un beso. Sonriendo. Aunque con algo de tristeza y preocupación en su rostro. Como todas. Probablemente, como yo.

Después de esto, volveré al campamento. No estamos muy lejos. Podemos verlo desde aquí. Si subimos a la pequeña colina cercana. Está a una hora de camino.

Ma Lang es la siguiente. Se pone contra el árbol. Obediente. Parece más nerviosa de lo normal. Me pongo detrás de ella. Froto mi miembro contra su entrepierna. Cojo sus abundantes pechos. Jugando con ellos. Añadiéndoles qi. Cuando está mojada, la penetro.

–¡Aah!– gime, conteniendo su voz.

Empujo en ella una y otra vez. Está más apretada de lo normal. Sigo penetrándola. Con una mano en su pecho. La otra en su entrepierna. Incremento su placer. No tarda en correrse.

–¡Mmmmmmm!– gime, conteniéndose.

No es necesario. Estamos insonorizados. Y las otras están vigilando. Ahora que lo pienso, es la primera vez que la follo en el exterior. A excepción de su primera vez. ¿Quizás es eso? Me acerco a su oído.

–¿Estás nerviosa por hacerlo fuera? ¿Temes que nos vean?– le susurro.

–No, no. ¡Aah! ¡Claro que no! ¡¡Aaahh!! ¡¡Mmmm!!– niega nerviosa.

Pero está claro que miente. La cojo de las rodillas. Sin previo aviso, la levanto. Yo de pie. Ella con su espalda pegada a mí. Sus piernas en el aire. Sujetadas por mí.

–¡¡Eeeeehhhh!! ¿¡Qué haces!? ¡¡Aaaaah!!

Empujo hacia arriba. Entrando hasta el fondo.

–Si alguien está mirando, que te vea bien– le susurro.

–No. Kong. ¡¡Aaaaah!! ¡Espera! ¡¡Aaaaahh!!

No le hago caso. La sigo penetrando. Subiéndola y bajándola con mis manos. Al compás de mis caderas.

–Kong está siendo muy malo con Lang– ríe Song.

–Pero ella lo está disfrutando. Le gusta que la miren– provoca Yi.

–¡Aah! ¡No! ¡No me gusta! ¡¡¡Aaaaaaaah!!! ¡Noooo! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHhhhhh!!!

Se vuelve a correr. Está muy apretada. Pero también muy excitada. Casi no me ha hecho falta qi para que volviera a correrse.

Su rostro está rojo. Su vagina muy mojada. Entro y salgo con facilidad a pesar de que está apretada.

–Kong… Malo…– me recrimina, antes de que vuelva a embestir en ella.

La dejo en el suelo. Ha tenido un último orgasmo muy fuerte. Aún está jadeando. No parece en absoluto enfadada. Pero sí avergonzada. Reconozco que me gusta molestarlas. Son muy monas cuando están así.

Yu se abraza a mí. Salta y me rodea con los pies. Su culo justo sobre mi miembro. Su boca sobre la mía. No me suelta ni un momento. Ni cuando la penetro. Ni cuando se corre. Conmigo de pie. Ella apoyada con sus pies en mi espalda. Mis manos en sus nalgas. O en su espalda. A veces me deja hacer. Otra se mueve ella. Otra los dos. Cuando nos corremos, se resiste a dejarme ir. No hasta que su hermana llega y le hace cosquillas.

Se pelean y persiguen mientras me follo a Shi. Riendo. Shi está apoyada contra el árbol con una mano. Un pie en el suelo. La otra mano, alrededor de mi cuello. El otro pie, sobre mi hombro. Totalmente abierta. La follo mientras me besa. Mientras nos miramos. Mientras jadeamos.

Cuanto terminamos, vuelve a poner los dos pies sobre el suelo. Nos abrazamos y besamos. Me sonríe. Me da ánimos.

Cojo a Yi a traición. Mientras escapaba de su hermana.

–Ah. Kong Suéltame– protesta.

–No, eres mía– me niego.

–¿Y qué piensas hacerme?– pregunta, con miedo fingido, y seductora.

La pongo poca abajo. Sobre un tronco caído. Sus piernas abiertas. Una a cada lado del tronco. Yo detrás de ella. La penetro. Empujo fuerte hacia ella. Apretándola contra el tronco. En su etapa, no puede hacerle daño.

–¡Aaah! ¡No! ¡Suéltame! ¡Ah!– intente fingir.

–Yi es realmente mala actriz– critica su hermana.

–No convence a nadie– coincide Liang, riendo.

–Y lo está disfrutando. Debería probar algún día– sigue Song.

–Hay varios troncos almacenados. Quizás…– deja Shi en el aire lo que está pensando.

Prefiero no preguntar. Total, no me lo diría. Espero que no piensen atarme. Aunque sería excitante. De todas formas, estoy ocupado. Penetrándola. Sujetando sus caderas. La golpeo en las nalgas.

–¿Te portarás bien?

–¡Aaah! ¡Aah! ¡Sí! ¡¡AAaaaahh!! ¡¡Seré buena!! ¡¡Aaaah!!– responde entre gemidos.

–¿Y hasta cuándo?– le pregunto, riendo.

–¡¡Aaah!! Al menos… ¡¡Aaah!! …hasta… ¡Ah! …que me sueltes ¡¡Aaaah!!– confiesa ella.

Las chicas se ríen. Yo la vuelvo a azotar. Jugando. Ella se queja, fingiendo de nuevo. Abrazando el tronco. Sus apetitosas nalgas vibrando a cada embestida. Sus pechos apretados contra el tronco. Con más fuerza cuando se corre. Incluso lo muerde cuando nos corremos los dos.

—————

Ning amordaza a Bronceada. Le ata pies y manos al tronco. Está en la posición de Yi, pero atada. Y siendo preparada por Ning. Mientras, estoy follando a Rui. También sobre el tronco. Pero en perpendicular. Sus dos pies sobre el suelo. Su culo frente a mí. Abierto. Siendo penetrada analmente. Su estómago sobre el tronco. Su cabeza y brazos cayendo del otro lado.

–¡¡Aaaah!! ¡¡Amoo!! ¡Aaah! ¡¡¡Aaaaaaaah!!!– gime excitada cuando entro con brusquedad.

Una vez más, me dejo llevar. Estimulado por su apretado culo. Por sus gemidos. Penetrándola. Sin miramientos. Llenándola.

La dejo sobre el tronco. Jadeando. Recuperándose. Voy hacia Ning. Está tras Bronceada. Lamiéndola. Esta está tensa.

Me colocó tras Ning y la penetro. Como era de espera, ya está mojada. La fuerzo a abrir sus piernas. Hasta que están sobre su cabeza. Ligeramente por detrás. Tensando sus músculos. Sus tendones. Ella gime de placer y algo de dolor.

Su vagina estaría totalmente expuesta. Si no la estuviera penetrando. Dominando. Sometiendo.

–¿De quién eres?

–Soy tuya. ¡Aaah! ¡De amo! ¡¡¡Aaaaahh!!! 

–¿Qué eres?

–¡¡Aaaah!! ¡Soy el juguete de Amo! ¡¡AAAAAAAAaaaaahhhh!! ¡Soy lo que Amo quiera! ¡¡¡¡¡HHHHHAAAAHHHHH!!!!!

La llevo a un orgasmo tras otro. Sin dejar de forzar sus piernas. Sin dejar de disfrutar de su interior. Sin permitir que deje de lamer a quien tiene delante.

Luego le llega el turno a Bronceada. La penetro despacio. Disfrutando mientras entro en su culo.

–Ya la has oído. Es mi juguete. Y tú también– le susurro al oído.

Ella se revuelve. Intenta protestar. Pero está atada. Salgo y vuelvo a empujar. Con Fuerza. Con qi. Ella se tensa. Su queda quieta.

–Eres lo que yo quiera. Eres mía– insisto.

Ella hace amago de revolverse. Vuelvo a penetrarla hasta el fondo. Una y otra voz. Acaricio los límites entre su piel blanca y bronceada.

–Me gustan esas líneas de bronceado. Y ese cuerpo atlético es solo para mí– le sigo susurrando.

–Mmm. ¡¡Mmmm!! ¡Mmmm! ¡Mmm!– es todo lo que puede decir.

La sigo violando analmente. Empujando su firme culo. Susurrándole. Mordiéndole la oreja de vez en cuando. Se ven las marcas de mis dientes. Azotándola. Con fuerza. Que sienta el dolor. Aunque ella se niegue, su cuerpo responde. Tiembla. Se corre. Su vagina gotea.

–Te gusta aunque lo niegues. Si fueras más sincera, lo pasarías mejor. Es una tontería sufrir sin sentido. Reconoce que eres mía– continúo.

He notado que su resistencia está bajando. Pero no será fácil romperla. Por ahora, solo el miedo a Terror la somete. Aunque también tiene interés así. El desafío. Dominar a quien se resiste. A quien no acaba de aceptar un destino que ella mismo se ha buscado.

Disfruto de su interior. De su cuerpo atlético. De su resistencia. Del placer de tenerla debajo de mi cuerpo. Un placer que sé que debo controlar. Que no puedo dejar que me domine.

Cuando la lleno, levanto el tronco caído. Y, como puedo levantarlo, puedo guardarlo. Con esclava atada incluida.

–Follarla un rato. A ver si aprende a ser obediente– les ordeno a Ning y Rui.

Le ordené que ayudará con las bestias muertas. Hizo su trabajo mal, a propósito. Veremos si obedece. No quiero abusar de usar a Terror. No vaya a ser que se acostumbre a ella.

—————

Nos acercamos hasta un río. Creemos que debe de ser la mejor opción. Suspiro. Las chicas ríen en voz baja. De repente, un estudiante sale de un arbusto. Cayendo hacia atrás. Con el pantalón medio bajado. Pierde el conocimiento al caer sobre una roca. En la etapa seis. Ha tropezado. Ha sido un tanto ridículo. Decidimos irnos.

–¿Cariño? ¡Vamos! ¡No me hagas esperar! ¡No me hagas ir a buscarte!– se oye la voz seductora de una mujer al otro lado del arbusto.

–Es fuerte. Está en el reino del alma– nos informa Yi, que estaba inspeccionando al estudiante–. Está vendada, atada y desnuda.

–Es peligroso. Si se levanta y lo ve así, podría perseguirnos. Hay huellas nuestras por todos lados– se preocupa Song.

–Tendrás que hacerte pasar por él– sugiere Shi, con una sonrisa traviesa.

–¿No será peligroso?– se preocupa Yu.

–Sí, pero es peor que persiga a Kong– responde Shi.

–¿Y si simplemente hace que lo ha encontrado así? Además, es la verdad– sugiere Yi

–¿Y que los ha descubierto en esta situación? Lo matarán para que no hable. Es solo un esclavo– niega Liang.

La verdad es que la situación es delicada. No sabemos exactamente cuál es su nivel. Pero debe de ser alto. Debe de ser una de las guardianes del campamento. Quizás una estudiante interna. Supongo que no queda más remedio. Es tan peligroso como excitante.


クリエイターの想い
Lordescritor Lordescritor

Más de 200 capítulos en mi patreon, patreon.com/lordescritor

next chapter

章 62: Retorno

He sellado mi etapa hasta la siete. Como el estudiante. Por si acaso. Me he asegurado de que siga durmiendo. Y lo hemos traído.

–¡Ah! Tian. ¡Ya estoy mojada! ¡Viólame!– suplica.

Tiene el aspecto de una mujer en sus veintes. Debe de tener algunas decenas más. La reconozco. Era una de las encargadas de proteger el campamento. Puede que esté en la etapa siete del reino del Alma. Incluso más. Hubiera sido difícil escapar de ella.

Está de pie. Ligeramente inclinada. Sus manos atadas con una cuerda. Que sube hasta una rama sobre ella. Es probable que pueda deshacerse de ella con facilidad. Su piel es bastante blanca. Parece que así se consideran más hermosas. Su cuerpo bien proporcionado. Pechos abundantes pero no excesivos. Culo respingón pero no enorme. Cerca del estándar de belleza de los estudiantes.

Supongo que es lo que cabe esperar. A partir de cierto nivel, se puede remodelar el propio cuerpo. Hasta cierto punto. Y muchos lo hacen por motivos estéticos. Lo que, en cierta forma, los hace demasiado parecidos. Aunque esa es mi opinión. No obstante, es la primera vez que tengo un cuerpo así a mi alcance. A alguien imposible. Y peligroso.

–¡¡Aaah!! ¡Tan duro!– gime cuando la penetro –¡Aaah! ¡Haré lo que quieras! ¡Solo no me pegues más!

De hecho no la he pegado. Pero supongo que es lo que quiere. Uso algo de qi al follarla. Pero no mucho. Tampoco quiero que tenga demasiado placer. Que sospeche. Le doy una palmada en las nalgas.

–¡¡Aaah!! ¡¡Más fuerte!! Digo… ¡No! ¡No me pegues más! ¡Seré obediente!

Es un juego un tanto pervertido. Lo peor es que las chicas están mirando. Espero que no estén cogiendo ideas. Y Ning está con el estudiante inconsciente. Haciéndole una felación. No le ha molestado en absoluto. Parece más bien excitada. Y curiosa.

Yo sigo follando a la estudiante. Es una pena, pero no puedo absorber su qi. Es muy denso. Supongo que su nivel es demasiado alto para mí.

No es tan estrecha como las chicas. No se ha esforzado en serlo. Pero el peligro es excitante. El estar follándome a quien no debería acercarme. A quien no sabe que soy yo. A quien grita de placer sin saberlo.

Sus pechos son firmes y suaves. Toda su piel es extremadamente suave. Su pelo rosado cae sobre su espalda. Su culo se mueve con lujuria. Algo rojo de mis azotes.

–¡Aah! ¡Mis tetas! ¡Por favor! ¡Aah! ¡No me pellizques los pezones!– pide negándolo.

Y hago lo que me pide. Pellizcarlos. Están duros. Erectos. Juego con ellos. Los aprieto. Entre mis dedos. Contra su pecho. También los froto. Y no me olvido de golpear sus nalgas.

–¡Sí! ¡Aaah! ¡Así! ¡Aaaah! ¡Tian! ¡Hoy estás increíble! ¡Ah!

El tal Tian se corre en la boca de Ning. Inconsciente. Esta saborea el semen con curiosidad. La llevo al orgasmo antes de correrme en ella. Uno no muy intenso. Pero que disfruta.

–¡Aaaaah! ¡Ssssssiiií! ¡HHHHAAAAaaaahhh!

Inmediatamente las devuelvo a todas y me alejo. Sin ni siquiera darme tiempo a vestirme. Espero que se crea el escenario. O, por lo menos, que nos dé suficiente tiempo.

Su amante está en suelo. Con su miembro manchado de su propio semen. Como si se hubiera caído tras el orgasmo. Tardará en despertar. Eso nos dará tiempo. Cuando lo haga, no sé que pensarán. Deberíamos de estar lejos. Ha sido bastante excitante. Lástima del qi. Lástima que no me pueda quedar ese culo. Esas tetas. Ese cuerpo.

Subimos por el río. Para no dejar huellas. Yi junto a mí. Vigilando. Y se ríe de mí. Sigo desnudo de cintura para abajo. Cuando estamos suficiente lejos, llamamos a las otras. Su mirada es traviesa. Divertida. Burlona. Yo suspiro.

Me pongo la ropa de esclavo. Está más rota que de costumbre. Es algo que han hecho estos días. Además de ensuciarla con tierra. Saco los excrementos del simio. Huelen mal. Riendo, empiezan a restregarme con ellos. Yo no lo encuentro tan divertido.

Luego añaden tierra. Y agua. Hasta que tiene el aspecto de haberse ido estropeando mi "camuflaje" por el camino. También me he puesto uno de los anillos de carga. Lleva algo de comida dentro. Raciones secas, una medio comida. Y algo de agua. También una de las peores dagas. Una lanza semirota. Unas pocas pieles y plantas de poco valor. Y algunos enseres personales, que estaban en el propio anillo.

Tiene que parecer que lo he sacado de un estudiante que no llevaba mucho. Pero que he podido sobrevivir con ello. También dejamos parte de los excrementos dentro.

Se ríen, pero sus rostros están preocupados. Hay muchas cosas que pueden salir mal. Ojalá simplemente nos pudiéramos haber quedado. Es inútil pensar en ello. Solo podemos seguir adelante.

–Limpiaros las manos. Huelen mal– bromeo.

Sus manos no son nada comparadas conmigo. Pero ya me voy acostumbrando. Me sonríen. Se despiden. Aunque no con un beso. Supongo que no es fácil acercare a mí ahora mismo. Las envío de vuelta. Solo Shi me acompaña un rato más. Hasta que empezamos a detectar estudiantes.

–Suerte– me desea antes de volver.

—————

–¿Qué es esto?

–¡Qué asco! 

–¡Qué mal huele!

Son varias de las reacciones de quienes me voy encontrando. Me está bien. No se acercan y no me crean problemas. Solo me miran desde lejos. Incrédulos. Me dan ganas de reír.

Llego hasta la entrada del campamento. Me detienen quienes la guardan. Se tapan la nariz.

–¿Quién eres? ¿Por qué cojones hueles tan mal?– pregunta uno de los que está de guardia.

–¡Vete de aquí! ¡Es insoportable!– exclama el otro.

–¿Qué está pasando? ¿Pero qué…? ¿Quién eres?– pregunta otro, acercándose y tapándose la nariz.

Es uno de los maestros. Ni idea cuál es su nivel.

–Esclavo Kong. Etapa uno, señor– me presento.

Me mira incrédulo. Dudo que sepa de mí. O dónde estaba asignado.

–¿Por qué estás… así?

–Para sobrevivir. Los estudiantes murieron. Para que no me atacaran las bestias, usé sus excrementos. Había oído que podía engañarlas así– respondo.

Por suerte, aquí aún puedo mentir. Espero que no me lo hagan repetir cuando vuelva. Se me quedan mirando. No debe de haber muchos esclavos que hayan vuelto solos. Quizás sea el primero. Tardan unos segundos en reaccionar.

–Ve al río a lavarte. Tú, tráele algo que ponerse a este esclavo. El anillo… Luego me lo das.

Me inclino ante ellos y voy hacia donde me dicen. Es curioso, me cuesta hacer ese gesto. Antes lo hacía sin pensar.

Es un río que corre junto al campamento. Voy hacia la parte de abajo. No quiero molestar a los otros esclavos.

Sacarme la mierda de encima es engorroso. Está bien enganchada en el pelo. Han hecho un buen trabajo. Demasiado bueno. Un esclavo llega junto a mí. Deja ropa en la orilla. Ropa de esclavo.

–¿Qué ha pasado?– me pregunta con curiosidad.

Es Tou. Nos conocemos de hace unos años. No es que seamos íntimos amigos, pero nos llevamos bien. Hemos trabajado juntos muchas veces. Es cuatro años mayor que yo. Y más alto y fornido.

–Nos atacaron hienas. Me mandaron como cebo. Conseguí subir a un árbol. Por alguna razón, me dejaron estar. Supongo que había presas más fáciles. Cuando salí, no quedaba nadie. Había sangre. No sé si alguno sobrevivió– le explico la historia que hemos adaptado.

–¿Liang?

Bajo la mirada y niego con la cabeza. Tengo que parecer triste. A pesar de que Liang está ahora mismo corriendo desnuda. Detrás de Rayitas. Creo que quiere bañarla.

–Tómate tu tiempo. Ahora mismo no tienes tareas asignadas. Y puedes decir que costaba de salir. Lo siento– se despide Tou.

Lamento un poco tener que mentirle. Siempre nos duele la pérdida de un compañero. Por mucho que estemos acostumbrados. Pero no podemos sino seguir adelante.

Aunque más lo lamentaré con Shu y Ai. Quieren mucho a Liang. Les dolerá creer que ha muerto. Pero no puedo decirles la verdad. Podrían verse obligadas a confesarla.

Yo sigo lavando el pelo. Sumergiendo la cabeza. Hay un rastro de suciedad desde mi posición. No me demoro mucho. Sé que estarán esperando para hacer preguntas. Mejor no irritarlos. En cuanto está el pelo limpio, me visto y vuelvo

—————

–Así que os atacaron una manada de hienas, y a ti te mandaron fuera. Y te dejaron en paz cuando te subiste a un árbol– confirma Xie Ming, el maestro de antes.

–Así es, señor– respondo.

Espero que no dude. No debería tener motivo de hacerlo. Solo soy un esclavo en la etapa uno. ¿Qué otra explicación podría haber?

–Realmente tuviste suerte. ¿Y el anillo? ¿Murieron todos?– me sigue interrogando.

–El anillo lo cogí de un estudiante muerto. De lo que quedaba de él. O ella. Había muchas manchas de sangre cuando las hienas se fueron, pero puede que algunos sobrevivieran– respondo.

De hecho, algunos sobrevivieron, al menos por un tiempo. Y Rong está viva. La esclava de un esclavo.

–Parece que murieron todos. No ha vuelto ninguno de su grupo. Solo tú has sobrevivido. Un esclavo en la etapa uno. Te usaron para salvarse, y te salvaron a ti. Que irónico– dice con una sonrisa agridulce.

Suspira. Me lo quedo mirando. No puedo hacer nada hasta que me lo ordene. Supongo que se ha creído la historia. Sería mucho menos creíble que estoy en la etapa nueve. O que tengo un espacio con varias chicas dentro. Por mucho que sea la verdad.

–Vuelve con los esclavos. Hay trabajo por hacer. Volvemos en tres horas.

–Sí, señor– acato las órdenes.

Antes no me dolía tanto hacerlo. Tengo que reprimir ese impulso. Solo un mes más. Voy hacia el maestro de esclavos. A ver que tareas me tocan.

–Mira, es el esclavo-mierda– dice una voz.

–Ja, ja. Deberías haberlo visto. Todo cubierto de mierda– se burla otro.

Bueno, mientras solo sean palabras no me preocupa. Espero que no vaya a más.

–Pues a mí me parece admirable. Que un esclavo en la etapa uno haya conseguido volver… Hay que reconocérselo– me defiende otra voz.

–Gracias– pienso para mí. Aunque no sepan la verdad.

–Sí, sí, Tai Feng. Aunque sea emmierdado– ríe otro

Así que Tai Feng es el estudiante que me ha defendido. Etapa siete. Pelo rojo atado en una cola. Rostro rudo. Cuerpo robusto. No lo recuerdo. Eso es bueno. Quiere decir que, probablemente, nos deja en paz. Los otros son un tanto infantiles.

—————

Me dedico a recoger tiendas con otros tres esclavos. No hablamos mucho. Respetan mi duelo. Aunque sea ficticio. Han muerto varios esclavos. Algunos como cebos. Otros junto a sus grupos. Algunos, vete a saber. Quizás simplemente apaleados. Aquí se puede dar cualquier excusa. Solo tienen que pagar por haber perdido una propiedad de la secta.

También parece que han habido más bajas de estudiantes de lo normal. Aunque no excesivas. Soy responsable de algunas de ellas. Y no es que me sienta culpable. De repente, pasan junto a mí dos rostros conocidos. Uno tiene un vendaje en la cabeza.

–¿De verdad no te acuerdas de nada, Tian?– susurra una voz.

–No. Nada, Mei'er– reconoce él.

–Es una pena. Estuviste muy bien. Mejor que nunca– lo alaba ella.

–De nada– pienso para mí.

Aunque no sé si le haría mucha gracia de saber la verdad. Mejor que nunca lo sepa.

Aún me siguen señalando algunos estudiantes. No es bueno. Es mejor no llamar la atención. Que no sepan que existes. Tendré que cambiar el peinado una vez vuelva. Quizás cortármelo. Quizás una cola. Lo tengo lo suficientemente largo. No me lo han cortado desde que empezamos la expedición. Con suerte y un poco de suciedad, no me reconocerán.

No puedo dejar de pensar que he matado a varios de ellos. De pensar que soy superior a ellos. Que solo el tener que disimular, y que tengo el estatus de esclavo, les permite burlarse de mí.

Respiro hondo. Tampoco hay para tanto. ¿Qué más da? Lo que piensen no importa. El orgullo es un estupidez. Hemos visto morir a muchos estudiantes inútilmente por ello. Aunque pudiera, no hay motivo para matarlos. A no ser que vaya a más. Tengo que asumir cuanto antes que vuelvo a ser un esclavo. No vaya a hacer una estupidez.

—————

Finalmente, volvemos. Seguimos el camino de la ida. Alguien activa el portal desde el otro lado. Lo cruzamos. Todos los esclavos estamos bastante cargados. Podrían habernos ayudado usando los anillos. Haber disminuido la carga. Pero a pocos les importa. Y, a quienes lo hagan, no tienen el poder de decisión. Supongo que para eso estamos los esclavos. Antes no dudaba tanto.

Aparecemos en el punto de partida. A unas horas de la secta. Hemos atravesado la pared de piedra gracias a un portal. Aquí ya no hay nada que temer. Quizás un esclavo solo podría correr peligro. Hay bestias que podrían compararse con alguien en la etapa dos. Con todo el grupo, ninguna se va a acercar.

Por una parte estoy deseando llegar y descansar. Y empezar a prepararme para alcanzar al reino del Alma. Por la otra, temo el momento de hablar con las amigas de Liang. Espero que, si algún día saben la verdad, me perdonen.


Load failed, please RETRY

バッチアンロック

目次

表示オプション

バックグラウンド

フォント

大きさ

章のコメント

レビューを書く 読み取りステータス: C61
投稿に失敗します。もう一度やり直してください
  • テキストの品質
  • アップデートの安定性
  • ストーリー展開
  • キャラクターデザイン
  • 世界の背景

合計スコア 0.0

レビューが正常に投稿されました! レビューをもっと読む
パワーストーンで投票する
Rank 200+ パワーランキング
Stone 47 推薦チケット
不適切なコンテンツを報告する
error ヒント

不正使用を報告

段落のコメント

ログイン

tip 段落コメント

段落コメント機能がWebに登場!任意の段落の上にマウスを移動し、アイコンをクリックしてコメントを追加します。

また、[設定]でいつでもオフ/オンにすることができます。

手に入れました